
La calle de la memoria
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La calle de la memoria
1969 | «¿Estamos equivocados con los corcones?»«¿Dónde se come bien? En su casa y en el Restaurante Or-Konpon. Edificio Hotel San Sebastián».
Estamos hojeando desordenadamente EL DIARIO VASCO del ... 8 de febrero de 1969 y no hemos podido evitar fijarnos en el llamativo anuncio.
También nos detenemos ante las 'Tendencias de la moda otoño-invierno 1968-1969' que detectaba la página dedicada 'Para la mujer'. En cuanto a colores, «sin que veamos desaparecer los beiges, imperarán los tonos medios de cordel, arena y dorados, desapareciendo completamente los claros, piedras y mastic, tomando gran auge los tabacos (...), los colores fucsia, verde ardenas, wiski, kaki y dorados tendrán una tendencia menos brillante y matizada».
1969
Ante la pesca habitual en el río Urumea de corcones para el consumo francés, surgía una duda razonable: «¿Cómo es posible que una cocina tan selecta como la francesa admita unos pescados que nosotros repudiamos?»
Hasta aquí la moda de última hora... en 'La calle de la Memoria'. Seguimos remoloneando por el DV y la Donostia de hace 55 años. Nos detenemos, en dos referencias que encontramos en la página local a sendas especies, angulas y corcones.
Sobre las crías de las anguilas escribía un lector en 'Sirimiri': «Baja el precio de las angulas; bueno, lo que se dice bajar, no es; lo que sucede es que ahora la blanca cuesta 280 pesetas el kilo y la negra, 400, que ya es costar. En aquellos tiempos del cuplé, cuando sólo se consumían las de Aguinaga, que las traían las caseritas vestidas típicamente con su pañuelo blanco en la cabeza y sobre los hombros, adornadas (las angulas) con unas quisquillas coloraditas (made in Aguinaga) y se vendían a seis y ocho reales el kilo, pasadas las Candelas, por lo general ya no se comían porque resultaban ordinarias. ¡Así éramos de sibaritas! ¡Vivir para ver!».
Eran, sí, «los tiempos del cuplé», cuando aún se podían comer angulas como lujo y cuando les sorprendía mucho a los donostiarras que alguien pescase, e incluso comiese, esos oscuros peces del Urumea...
«El corcón, ese pez tan unánime y casi totalmente repudiado por los amantes de la buena mesa, tiene cada vez más adeptos entre nuestros pescadores. Es frecuentísimo contemplar en diversos puntos de la ciudad –Paseo Nuevo, escollera del Tenis, puentes del Urumea, muros del Kursaal– a muchos aficionados al arte de extraer corcones en las horas que preceden a la pleamar».
En aquel comentario del 8 de febrero de 1969 desvelaban lo que todo el mundo sabía en la ciudad, cuál era el destino de aquella pesca...
«Estos peces que con tanta profusión pican los anzuelos y pasan a manos de los pescadores –dicen que se trata de una de las pescas más sencillas– ¿a dónde van? Según sabemos, los franceses lo compran de buen agrado y son aficionados a degustarlo. Nosotros nos preguntamos: ¿cómo lo cocinan? ¿Cómo es posible que una cocina tan selecta como la francesa admita unos pescados que nosotros repudiamos? ¿Estamos tal vez equivocados por prejuicios más o menos absurdos, y nos estamos así perdiendo un alimento barato que puede ser aceptable?».
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