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1969 | Cómo multiplicar la superficie de las playasSe imaginan una playa de la Concha con el triple de superficie arenosa y la de Ondarreta con el doble? Hace 45 años se lo ... imaginaron y creyeron encontrar la fórmula mágica en la instalación de escolleras a ambos lados de la bahía.
A comienzos de 1969 se hablaba mucho en nuestra ciudad sobre las playas. El Ayuntamiento había recibido el estudio técnico encargado a una empresa especialista, Dogreah, de Grenoble, cuya primera conclusión era obvia: las playas donostiarras se quedaban pequeñas durante la marea alta.
En la edición de DV del 31 de enero de 1969 le ponían datos concretos: «En los períodos de más intensidad veraniega –nos informan– el número de bañistas en la playa de la Concha se centra en unas 15.000 personas y 8.000 en Ondarreta. Teniendo en cuenta que las superficies secas de playa en pleamar son del orden de los 21.000 metros cuadrados para la Concha, y de 22.000 metros cuadrados para la de Ondarreta, se obtienen los agobiantes valores de espacio de 1,4 metro cuadrado por bañista, para la primera playa, y 2,75 metros cuadrados por bañista para la segunda».
1969
Calculaban que en la playa de la Concha, con marea alta y mucha afluencia, tocaba a 1,4 metro cuadrado por bañista. La superficie disponible se multiplicaría creando una escollera de 160 metros de largo junto al Club Náutico
Efectivamente, muy apiñados. Para evitarlo y ampliar la superficie seca de las playas de la bahía donostiarra, los técnicos ofrecían varias opciones. Inicialmente, la que más gustó en el Ayuntamiento era la solución '1-Bis', que buscaba «una aportación de arena de 1.020.000 metros cúbicos, con lo que se logra avanzar la línea de pleamar 60 metros, con una superficie seca disponible en pleamar de 93.000 metros cuadrados en la Concha y 52.000 en Ondarreta».
Aquella gran ampliación se quería lograr instalando una gran escollera junto al Club Náutico y otra menor en el extremo opuesto, en Ondarreta.
Según detallaban el 31 de enero de 1969, «la escollera a construir entre el Náutico y el muelle en sus 160 metros de longitud de obra alta, tendría una altura de 3 a 5 metros en bajamar viva».
Se estimaba hace 55 años un coste de 212,8 millones de pesetas para aquella obra que, afirmaban, «tiene una extraordinaria importancia para el futuro turístico de la ciudad, pues permitiría en la zona del Náutico y el puerto contar con una superficie de 10.000 metros cuadrados como llovidos del cielo, para la creación de un puerto de recreo, de turismo».
El ambicioso proyecto, además de por su presupuesto, no se llegó a hacer por las dudas que planteaba. Algunas ya las apuntó DV el primer día: «¿Cambiará la fisonomía de la playa de la Concha?». «¿En qué medida afecta esta obra al Real Club Náutico, a sus instalaciones?».
En la sección 'Sirimiri' irían apareciendo más dudas. Por ejemplo, un lector se preguntaba «si las escolleras que se pretenden construir para agrandar las playas no serán un serio obstáculo para el puerto comercial y el de los 'arrantzales'».
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