La querida fauna del estanque de la plaza de Gipuzkoa. ¿Y los cisnes? ARTURO DELGADO / KUTXATEKA
La calle de la memoria

1970 | Fue a bailar y se quedó con el vaso vacío

Mikel G. Gurpegui

San Sebastián

Martes, 11 de febrero 2025, 01:00

En la calle de la Memoria de hoy hablaremos sobre dos hurtos menores pero curiosos. Uno, muy triste, de un cisne de la plaza Gipuzkoa. Otro, irritante, de una consumición en un baile. De ambos escribían en la edición de DV del 11 de febrero ... de 1970.

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Antes de irnos al estanque nos pasamos por los Salones Municipales de Exposiciones, en los que solían organizarse bailes para la juventud. Allí ocurrió cierta desaparición que denunció un lector en carta a 'Sirimiri'...

«Los bailes que en fiestas y vísperas de fiestas se vienen celebrando en los bajos del Ayuntamiento donostiarra son estupendos en todos los sentidos. Solo que quisiéramos pedir, en ellos, un poco más de vigilancia... No es normal que uno se levante a bailar, dejando en la mesa su consumición intacta, y al regreso se encuentre solamente con el vaso».

¡Sorpresa, sorpresa! Lo que tampoco es normal es que dejaran el vaso, que parece mejor estrategia cogerlo con su contenido y llevárselo a otro lado tranquilamente, antes que beber con rapidez la consumición y dejar allí el vaso, pero como para entrar en la lógica de impresentables así...

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Tragedia en el estanque

El estanque de la plaza Gipuzkoa es especialmente querido por los más pequeños, pero toda la ciudad le tiene cariño. A lo largo de los años, las idas y venidas de su fauna han tenido un intenso seguimiento por parte del periódico.

En febrero de 1970 se vivió un momento duro, del que inicialmente se desconocieron los detalles más trágicos. Resulta que en aquel momento, entre los diversos patos, vivía en el estanque un único cisne blanco. Sobre su desaparición informó DV el 11-II-1970...

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1970 «No es normal

que uno se levante a bailar, dejando en la mesa su consumición intacta, y al regreso se encuentre solamente con el vaso». Es lo que le ocurrió a un lector en uno de aquellos bailes en los bajos del Ayuntamiento

«Los niños y mayores que no conozcan la noticia van a unirse a la indignación que ha causado el robo del único cisne que teníamos en la Plaza de Guipúzcoa».

En el diario aventuraban las características del autor y las circunstancias del acto: «Un maníaco, un loco, una persona sin sentimientos, un snob, se lo ha llevado, no sin lucha. El cisne se defendió, lo que nos induce a creer que el autor o autores del robo tuvieron que hacer una barbaridad para dominarlo».

«Esto es lo que no sabemos. Tampoco sabemos si por causa de alguna apuesta unos cuantos insensatos cargaron con el cisne para... comérselo. Sería de mal gusto y horrible el hacerlo, pero todo puede suponerse en nuestros tiempos, en los que se cometen los delitos más estrafalarios (...)».

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No se lo comieron, pero lo mataron. El cuerpo del cisne blanco apareció muerto por una cuchillada. Estaba lejos, en la parte superior de la plaza de la Trinidad.

La gamberrada conmocionó a la ciudad. El 14 de febrero de hace 55 años informó DV que el Ayuntamiento estaba haciendo gestiones para comprar varios cisnes blancos y negros con los que dar nueva vida al estanque.

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