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1973 | Contra los coches «afectados por la parálisis»Coches afectados por la parálisis'. 'El dilatado cementerio de coches'... Siempre ha habido automóviles cuyos dueños, en vez de llevarlos al desguace, los abandonan largo ... tiempo en cualquier parte, ocupando la vía pública hasta que finalmente acaban siendo retirados.
Hace cincuenta años el tema se vigilaba menos y preocupaba más. En EL DIARIO VASCO del 25 de noviembre de 1973 encontramos un irónico comentario, titulado 'Coches afectados por la parálisis', en el que hasta facilitaban la matrícula de uno de esos vehículos con aparcamiento de larga duración...
«Los coches afectados por la parálisis son no pocos que existen en infinidad de lugares de la ciudad, que están correctamente aparcados y que sus dueños, la parecer, se han quedado tan satisfechos del lugar que han encontrado para dejar el vehículo, que no lo mueven de allí ni a la de tres».
1973
«Es un cementerio muy original. No se trata de un recinto delimitado en el que se arrumben los coches que ya no sirven. El recinto es todo el área donostiarra, y los cadáveres, aislados, disimulados, son difíciles de identificar»
«Y así –continuaban–, como dice las canción, pasan los días... y los meses. Y si usted piensa que exageramos, ahí tiene un 'Mercedes', matrícula SS-20.589, junto al viaducto de Iztueta».
«Familiarizados ya con su presencia, hemos terminado preguntando a un vecino del barrio de Gros cuánto tiempo llevaría aquel coche en dicho lugar. Y el vecino nos ha respondido:
– Algo más de dos meses...».
Sí que le había cogido gusto al sitio el conductor de aquel automóvil que quitaba la plaza de aparcamiento a otros muchos que podían haberla usado durante esos meses.
En la página local del diario volvieron sobre el tema de los coches abandonados en la vía pública días más tarde, el 1 de diciembre de 1973. Le añadían, por cierto, un curioso matiz mortuorio...
«Es un cementerio muy original. No se trata de un recinto perfectamente delimitado en el que se arrumben los coches que ya no sirven. El recinto es todo el área donostiarra, y los cadáveres, aislados, disimulados entre coches en perfecto uso, son difíciles de identificar».
«Por supuesto, los coches que ya no sirven están ubicados, preferentemente, en zonas más bien lejanas al centro. Allí se nota menos y casi, casi, parecen coches aparcados».
Era un problema general, pero también señalaban un caso particular en aquel texto de 1973...
«Hay uno, sin embargo, que está gritando su desuso. Su matrícula es SS-37.878, su marca fue la de Dauphine, y el lugar que ha escogido el que fue su propietario para depositar sus restos es la Plaza del Sauce. El coche, perfectamente aparcado –¿cuánto tiempo llevará de inmovilismo?– tiene pinchadas, nada menos, que las cuatro ruedas».
Y terminaban con una pregunta que era más bien un ruego: «¿Dónde andará la grúa municipal?».
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