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Siempre nos apena la desaparición de un árbol. Las talas, más o menos justificadas, son rápidamente denunciadas por los lectores de nuestro periódico. Algunos hablan ... de 'arboricidios'.
Esta sensibilidad no es nueva. En otros momentos de la trayectoria de DV se ha criticado la tala de árboles en la ciudad e incluso se ha empleado la palabra 'arboricidio'. Hace cincuenta años la encontramos en un caso en el que se cargaron las tintas contra la tala de un gran olmo de los jardines de la plaza de Gipuzkoa. Recordamos aquel lamento... y también la respuesta municipal.
En su edición del 16 de febrero de 1974, EL DIARIO VASCO publicó dos fotografías que recogían la tala de un olmo de gran porte situado junto al monumento a Usandizaga. El titular, además escrito en mayúsculas, era rotundo: «UN CRIMEN DE LESO URBANISMO».
1974 < style >
La tala de un árbol en los jaradines de la plaza de Gipuzkoa provocó indignación. «¿En que magín se ha gestado este crimen de lesa Naturaleza?». Desde el Ayuntamiento respondieron que el ejemplar presentaba «los síntomas clásicos de la muerte
El texto seguía la misma línea: «He aquí los tristes resultados del arboricidio que el hacha municipal ha cometido en el jardín de la Plaza de Guipúzcoa, derribando el magnífico olmo (...) que enmarcaba el monumento a José María Usandizaga».
«Ante la sorpresa primero y la consternación después de quienes presenciaban impotentes ese incalificable atentado a un bien de la comunidad. Los jardineros municipales talaron el espléndido árbol, uno de los más frondosos del pequeño parque. ¿En qué magín se ha gestado la comisión de este crimen de lesa Naturaleza? ¿Qué razones urbanísticas o estéticas justificaban el abatir un árbol que vio nacer y crecer en torno suyo esa parte de la ciudad que es la Plaza de Guipúzcoa?».
El dolor y la rabia ante el olmo caído quedaban manifiestos. Pero las historias siempre tienen varias caras y el Ayuntamiento intentó aportar datos técnicos que permitieran ver aquella tala de otra manera. Días después, el 22 de febrero de 1974, publicó DV una nota con la respuesta municipal...
«En relación con el olmo de la Plaza de Gipuzkoa, del que se viene ocupando la Prensa estos últimos días, el ingeniero de Parques y Jardines del Ayuntamiento, don Ernesto Alberich, nos comunica lo siguiente: A partir de la primavera del 72 al otoño del 73, aparecieron en el olmo de la Plaza de Guipúzcoa los síntomas clásicos de muerte:
1. No brotaron las hojas.
2. Se descascarilló la corteza.
3. Se secaron las ramas de tal manera que, en el invierno del pasado año, hubo que cortar una de las ramas que estaba completamente seca, por el peligro que suponía para los transeúntes.
Este año, desgraciadamente, ha habido que arrancar el olmo, extrayendo incluso el tocón, ya que los fuertes vientos de esta época podrían provocar la caída del árbol o algunas de sus ramas dada su gran envergadura. La razón por la que se extrajo el tocón, a pesar de lo laborioso y costoso que ha resultado, ha sido para dejar sitio al crecimiento de las raíces del ejemplar que lo sustituya».
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