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La calle de la memoria
1979 | El «complejo hidrológico» de Duque de MandasHace 45 años, la Real Sociedad sufrió en Atocha para ganar a un equipo que iba en las últimas posiciones de la tabla. «Difícil, apurado ... y mínimo triunfo sobre el Celta». Un gol en una jugada personal de Perico Alonso salvó la situación.
En la sección de Deportes de DV le dieron el habitual tratamiento, con la amplia crónica de Luis de Andía. Pero nos encontramos, en la edición del 13 de febrero de 1979, con que en las páginas locales, el anónimo redactor de 'Sirimiri' era muy futbolero. Y aprovechaba la denuncia a los grandes charcos existentes en el paseo de Duque de Mandas para escribir casi una segunda crónica del partido. ¿Les apetece leer aquel peculiar e irónico texto?
1979
Ironizaban sobre los charcos ante el campo de Atocha: «Está maravilloso, con sus cuidados estanques, sus grandes lagunas, sus pozos profundos, sus charquitas tan monas». Y no se resistían a hablar de fútbol ni de Perico Alonso...
«Tarde de fútbol. Una vez más pudimos disfrutar de ese tan fabuloso paseo del Duque de Mandas que está maravilloso, con sus cuidados estanques, sus grandes lagunas, sus pozos profundos, sus charquitas tan monas».
«Nos da la impresión de que los domingos retiran de ellos los cocodrilos, las serpientes marinas, los pulpos gigantes y el monstruo del lago Ness para que los transeúntes no se asusten, que bastante tienen con sortearlos o cruzarlos como aguerridos infantes de Marina en operaciones de desembarco. Hace muy bien el Ayuntamiento en conservar el complejo hidrológico de este paseo, mucho más marítimo que el paseo Nuevo. Ante todo la ecología (...)».
Tras tanta causticidad, entraban en 'Sirimiri' al partido...
«Sentíamos cierto temor ante la presencia de los gallegos que, por cierto, tuvieron menos 'hinchada' que otras temporadas o por lo menos no tan ruidosa. Y nuestro miedo estaba en que, cuando la cosa parece facilona, se suele complicar. Y efectivamente, se complicó. Poco les faltó a los celtiñas para darnos el disgusto y llevarse el punto (...)».
«La Real estuvo desafortunada y un tanto desajustada (...). Nosotros sacamos la conclusión de que el partido sólo lo hizo un jugador realista, mientras los once celtiñas corrían como si quisieran alcanzar el último autobús, que algo de eso parece que hay».
No mencionaba por su nombre a Perico Alonso, aunque todos le identificábamos como el del dorsal número 4...
«Y el unijugador realista fue el que llevaba el cuatro a las espaldas. Estaba en plan tan centrocampista que se dedicó a repartir balones con tal profusión que no dejaba fuera del reparto a ninguno, pero sobre todo suministraba a los galaicos. De ahí que sus compañeros de atrás se encontraran a veces sorprendidos y los de delante ayunos (...). Pero, a su vez, el mismo jugador resolvió el partido. El solito. (...) Le salían al paso los celtas, pero como si hubieran sido los visigodos, los romanos o los árabes. Tiraba adelante atraído por el madero de la portería y, en medio de todo el batiburrillo que tapaba la portería, le dio un patadón a la pelota que se coló en la red (...)».
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