

Secciones
Servicios
Destacamos
Hace cuarenta años los donostiarras pasamos unas semanas observando con desconfianza el agua que salía de los grifos. Estaba turbia, achocolatada, a veces casi negra. ¿ ... Sería salubre?
Parecía que sí pero el caso, como el agua, no estaba nada claro. Así lo indicaban en DV el 15 de noviembre 1983, bajo un título que casi hacía pensar en el mundo paranormal: 'Fenómenos extraños provocan la turbiedad del agua'. «Un extraño fenómeno, del que no se saben las causas directas, es el causante de que el agua de San Sebastián salga turbia en algunas zonas de la ciudad y casi negra en otras, según comentó a DV el señor Luzuriaga, ingeniero del Ayuntamiento».
«Al aviso de la Alcaldía de hace varios días recomendando hervir el agua al estropearse un deposito de cloración se suma ahora el problema suscitado por el color turbio del agua en las zonas bajas del la ciudad, motivo por el que la gente comienza a preocuparse».
El asunto venía rodeado de incógnitas. El ingeniero reconocía que «éste no es un fenómeno de este año, sino también de años anteriores y del que no sabemos cuál es la procedencia, y tampoco sabemos las causas directas por las que al cabo de cierto tiempo desaparece».
1983
No se sabía exactamente cuál era «el causante de que el agua de San Sebastián salga turbia en algunas zonas de la ciudad y casi negra en otras». Mientras se hacían estudios científicos, la recomendación era hervirla antes de su consumo
En 1983 no se sabía de dónde procedía la turbiedad pero sí de dónde no. Afirmaba Luzuriaga que «ese mal color que ahora trae el agua no viene de las mismas fuentes del Añarbe ya que en los análisis que se hacen periódicamente en varios puntos de la red antes de llegar al depósito de cloración, el agua tiene menos color que el que tiene en la distribución». En cualquier caso, aseguraba que «el consumo de agua no entraña riesgos por su turbiedad».
En igual línea iba una larga información que firmó J. L. Aguinaga dos días después: «El agua del Añarbe en relación con el manganeso y el hierro es indeseable pero no tóxica en un corto plazo de tiempo, según se desprende de la bibliografía consultada en la Facultad de Petroquímica de San Sebastián».
Y se anunciaban estudios al respecto: «El departamento de Contaminación de dicha facultad iniciará en enero una exploración del fondo del Añarbe, ya que cuentan con un espectrofotómetro de absorción atómica, un aparato específico para el análisis cuantitativo de metales. En fecha próxima iniciarán también, según el presupuesto que están esperando del Ayuntamiento de San Sebastián, un muestro de los distintos manantiales que llegan al Añarbe para intentar conocer si alguno de ellos estuviera aportando hierro y manganeso al embalse».
A la espera de los estudios científicos, el agua seguía llegando oscura a las casas. El 23 de noviembre, el alcalde y químico Ramón Labayen añadía dos factores, la acidez del agua y la necesidad de una estación depuradora. Recordaba que «el agua es sanitariamente tolerable, pero nos encontramos en una situación en la que se recomienda a la población que hierva el agua antes de beberla».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La NASA premia a una cántabra por su espectacular fotografía de la Luna
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
No te pierdas...
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.