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Terrible dolor». «Inconsolables hermanas». «Intensa aflicción». «Amarga desventura».
Ya nos disculparán que en la calle de la Memoria nos pongamos fúnebres, pero hojeando 'La Voz ... de Guipúzcoa' de hace un siglo hemos descubierto que la mayor parte de sus 'Ecos de sociedad' estaban ocupados por el apartado 'Letras de luto'. Y nos hemos fijado en las expresiones que utilizaban entonces dentro de un género tan delicado como el necrológico.
Por ejemplo, cierto es que resulta complicado encontrar sinónimos de fallecer, pero con la sensibilidad de 2023 se nos hace burdo el uso de «bajar a la tumba» que encontramos aquel 18 de marzo de 1923...
«En la tarde de ayer falleció en esta población la respetada señora doña Mónica Ibero y Alcaín, que baja a la tumba a edad muy avanzada y después de confortar su alma con la recepción de los Santos Sacramentos y la bendición Papal».
Como era costumbre entonces, el funeral se celebraría por la mañana.
«La conducción del cadáver a la última morada tendrá lugar esta tarde, a las tres y media, y los funerales por su alma se celebrarán el martes próximo, a las once de la mañana, en la parroquia de San Vicente».
Más fino que lo de «bajar a la tumba» suena el «dejar de existir», que aplicaban a otra señora muerta el mismo día.
«En la tarde de ayer dejó de existir en esta capital doña Soledad Aramburu Isasa de Cachán, respetable señora que contaba con grandes relaciones y muchas simpatías, que la granjearon sus virtudes y bondades».
En este caso, los funerales serían a las 10 de la mañana en la aún parroquia, que no catedral, del Buen Pastor. Y se dirigían a sus allegados con la fórmula «honda pena»...
«Acompañamos en su honda pena al esposo don Francisco Cachán, a los hijos y demás familia de la finada».
En ocasiones, empleaban la expresión «gran sentimiento», que parece poco concreta...
«Ayer falleció en esta capital el joven don Eduardo Insausti Ran, a la edad de 24, causando su muerte gran sentimiento entre sus numerosos amigos. (...) Acompañamos en su terrible dolor a los padres (...)».
Los fallecimientos de niños siempre impresionan y apenan más. Así informaban sobre uno en 'La Voz de Guipúzcoa' del 18 de marzo de 1923...
«Ha subido al cielo en esta ciudad, en la mañana de ayer, el hermoso niño José Luis Pastor Aguirre, dejando sumido en amarga desventura un hogar antes alegre y feliz, merced a los encantos de la malograda criatura».
«El Oficio de párvulo se celebrará esta tarde a las cuatro en la parroquia de San Ignacio, y acto continuo se verificará el sepelio del cadáver. Nos asociamos a la intensa aflicción de sus padres don Joaquín y doña Agustina y demás deudos interesados en la terrible desgracia».
Entre las 'Letras de luto' también se referían a funerales ya celebrados, siempre con «numerosa concurrencia», como uno en San Ignacio «en sufragio del alma de nuestro entrañable amigo don Andrés Egoscozábal» u otro en el Buen Pastor para «la señorita» María del Rosario Ezcurra y Zalacaín, promovido por sus «inconsolables hermanas».
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