
1954 | Buscaban «con amabilidad» a dueños de coches mal aparcados
La calle de la memoria ·
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La calle de la memoria ·
La realidad era otra hace 65 años, cuando llamaba la atención que se dejase el automóvil de noche en la calleHablamos hoy de coches, aparcamientos y tráfico en San Sebastián pero situándonos 65 años atrás, que en estas cuestiones mucho tiempo es. Tanto, que quizás ... lo que entonces se veía como «grandes aglomeraciones» de vehículos hoy acaso no nos lo parecería. Tanto, que entonces, en 1954, aún se les hacía extraño que los conductores dejasen sus automóviles aparcados en la calle durante la noche.
Leamos, poniéndonos en aquel contexto, lo que escribía Alfredo R. Antigüedad en EL DIARIO VASCO el 22 de agosto de 1954, en un artículo titulado 'Aglomeración veraniega: Los automóviles y su estacionamiento en las calles'.
Empezaba destacando el redactor que «se halla archicomprobado que el número de coches que desde hace días circula por San Sebastián es superior a todos los precedentes. Más coches y mejores. Magníficos autos de espléndidas carrocería y de las marcas más diferentes, circulan por las calles de San Sebastián y por las carreteras de la provincia (...)».
«Por la noche son muchos los automóviles que aparcan en las calles, unos para evitarse el pago del garaje y otros por la comodidad de encontrar el coche en la puerta de casa nada más levantarse. Lo primero no nos parece bien porque representa un perjuicio para los garajes que pagan su contribución todo el año y que tienen todavía sitio para guardar más coches. El argumento empleado por algunos de los que prescinden del garaje, de que en estos 'mueven' mucho los coches, no es suficiente razón para convertir la vía pública en garaje privado. Si, efectivamente, algún garaje hace maniobras que pueden causar rozaduras en la carrocería, pronto se verá privado de clientela».
«Respecto de la comodidad de tener el coche a la puerta de casa, hay el inconveniente de que los serenos no pueden convertirse en guardas particulares; y luego, si son objeto de una ratería, todo serán lamentaciones».
Curioso que le diesen tantas vueltas a algo pronto tan asumido como dejar los coches aparcados en las calles, pero curioso también que ya cuestionasen algo de lo que ahora empieza a hablarse, la ocupación privada del espacio público.
El aparcamiento ya era un problema en el verano de 1954, de noche y también durante el día. Eso sí, la guardia municipal actuaba entonces con una delicadeza que duraría poco. Sigamos leyendo a Alfredo R. Antigüedad...
«Las señales de prohibición de estacionamiento o de reserva de esos lugares para los taxis o para otros servicios, se hallan bien emplazadas; pero algunos conductores no se fijan en ello y dejan los coches particulares en sitios que no deben dejarse. La Guardia Municipal procede con mucha amabilidad en estos casos, buscando concienzudamente a los dueños de los coches para retirar éstos de los lugares reservados. Lo que no puede hacerse es que otros conductores, en esos casos, comiencen a tocar el claxon del coche mal estacionado, porque haciendo esto no logran más que gastar la batería y hacer difícil el que luego arranquen».
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