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Reconociéndole muchas menos posibilidades que los actuales, el primer teléfono móvil que llegó a mis manos, hace más de setenta años, consistía en una pequeña, ... y ya vacía, lata de conservas, unida 'por el culo', con una fina cuerda a otra pequeña lata de conservas. Su cobertura alcanzaba los seis o siete metros que distaban una habitación de otra de la casa, y las interferencias eran constantes si el hilo que las unía rozaba con alguna pared, puerta o mueble.
Mucho antes de que esto ocurriera, allá por 1881, se publicó en 'El Diario de San Sebastián' la noticia de que la Dirección General de Telégrafos había comenzado los trabajos para llevar adelante el proyecto de Unión Telefónica Vasca, presentado por el Ayuntamiento de Hondarribia, con el propósito de unir mediante una red de estaciones todos los pueblos de la costa hasta Santurtzi.
Dos años más tarde, 1883, en 'El Urumea' se escribía que «una población que ya está alumbrada con luz eléctrica, necesita disfrutar de ese medio de trasmitir la voz a larga distancia con la velocidad del pensamiento» y se completaba el escrito dándose cuenta de que «los señores Brunet han satisfecho dicha necesidad, instalando uno en su despacho principal de la Avenida de la Libertad». Pasados otros dos años, 'El Diario de San Sebastián' informaba que la Dirección General de Correos y Telégrafos, «queriendo contribuir al desarrollo de todos sus gérmenes de prosperidad, cederá los alambres y aisladores necesarios a todos los pueblos de la provincia que no gocen de este rápido medio de comunicación, siempre que los Ayuntamientos se hagan cargo de los postes, aparatos y mobiliario».
Y, tal día como el de hoy, 19 de marzo de 1886 se colocaron los primeros alambres de la línea que uniría la casa consistorial con el Gobierno Civil, a través de la plaza de la Constitución y calles Narrika, Alameda y Garibai. En Pasaia, los señores Cámara y Erquicia instalaron una para comunicarse con San Sebastián e Irun. En 1888 se autorizó a Enrique Alonso y Saiz de Robles, director de la Red Telefónica de San Sebastián, para colocar en el tejado de la casa número 6 de la calle Hernani una torre destinada a estación central. A año siguiente, 'El Guipuzcoano' comentaba que «ya son más de treinta, principalmente empresas, cafés y hoteles, los abonados al teléfono, y la Compañía del Tranvía sustituirá su línea telegráfica por una telefónica», declarándose, el 15 de septiembre, servicio permanente el de la Red Telefónica de San Sebastián, oficial desde el 20 de noviembre de 1890. Un año más tarde tuvieron lugar, con éxito, las pruebas del tendido que nos uniría con Madrid.
En la década de los cincuenta Amara tenía 60 teléfonos, Astigarraga 82, Egia 109, Muelle 32, Altza 201, Herrera 210, Loiola 107 y Ondarreta 11. La calle Urbieta 402, Prim 397, San Martín 335, Avenida 262, Zabaleta 267, San Francisco 231 y el Ayuntamiento 94.
El alcalde, José Manuel Elósegui, convocó una rueda de prensa en 1966 para confirmar que la ciudad tenía 153.558 habitantes y que se inauguraría la fuente luminosa de la plaza de Pío XII, mientras facilitaba datos sonó el teléfono: le llamaba el señor Robertson, gerente de la Telefónica Municipal para decirle: «alcalde, con esta llamada queda inaugurada la comunicación entre la isla de Santa Clara y la Ciudad».
En 1969 San Sebastián necesitaba entre diez y doce mil nuevos teléfonos, por eso el 29 de agosto se agradeció la ampliación de cabinas en distintas calles y se destacó, en DV que «son una maravilla pues pueden utilizarse de noche y de día».
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