1923 | Dos hombres rescatados del río Urumea

Empezaban hablando del tiempo: «Hace unos cuantos días el suceso no hubiera tenido importancia alguna. Había muchos caliginosos mortales que esperaban al alba para sumergirse en el agua e higienizar y refrescar su cuerpo. Pero ayer placía el grato calorcillo hogareño. Lloviznaba, y se metía ropa adentro un airecillo sutil que hacía temblequear a los friolentos».

Llegamos ya al hombre desesperado: «Por eso los guardias se alarmaron un poco al oír chapotear a un ser viviente en el Urumea. Aquel no era un bañista, sino un suicida, pensaron. Y era verdad. Interpelado por los del casco, el ciudadano subacuático se negó resueltamente a salir del río. Quería morir. Pero los guardias no se lo consintieron, y lo extrajeron 'manu militari' del agua».

El salvado se quedó mudo: «Intentaron saber su nombre, su condición y el motivo de su desesperanza. El malogrado suicida se encerró en un mutismo impenetrable. Ni más ni menos como si se tratara de un político del antiguo régimen a quien se le pidiera su opinión sobre el Directorio. Deseaba desaparecer del mundo. Eso era todo. De ahí no pudo sacarle nadie. Su tragedia permaneció inédita, suscitando la natural curiosidad de sus salvadores».

Y así, entre la mención política y la frustración por no tener más información, dejaban el caso en 'La Voz de Guipúzcoa' de hace un siglo. El río parecía estar muy concurrido, que en la madrugada había sido encontrado otro hombre, este bajo los efectos del alcohol pero igualmente silencioso...

«UN 'CURDA'.- A las cinco y media de la mañana, varios transeúntes sacaron del agua, debajo del puente de la República Argentina, a un individuo que no dió más que su nombre, negándose a decir las causas por las que se encontraba en el agua. Se le llevó a la Casa de Socorro, donde dijeron que sufría un ataque de alcoholismo». ¿Un ataque?

«Actos repulsivos»

Los redactores de sucesos eran particulares y, en aquella época en que no se respetaba la protección de datos, se quejaban cuando se los ocultaban. Leemos también hace un siglo...

«Por faltas a la moral, exteriorizadas en actos francamente repulsivos, propios de indeseables degenerados, fueron detenidos ayer por la policía dos individuos, de los que no se facilitó a los periodistas otra cosa que las iniciales (...). Y en verdad que no se nos alcanza el que con tanto pudor se trate a quienes no tienen ninguno (...)».