Borrar

Mensajes

Plaza de Gipuzkoa ·

Jueves, 25 de noviembre 2021, 06:57

Asus diez años, Enrique Ramos subía a la azotea todos los domingos para seguir el partido. Desde allí veía su pueblo, Los Silos, en la costa norte de Tenerife, un pueblo blanco en un mar verde de plataneras, con el océano al frente y los ... riscos negros a la espalda. Pero no veía ningún campo de fútbol. El Silense jugaba, quizá, a sesenta kilómetros. Enrique miraba al cielo y esperaba. «¡Mira, ya viene una palomita!». La paloma traía un papel enroscado en la pata, Enrique lo recogía y corría a la plaza con el mensaje. Allí un adulto lo abría y anunciaba: «¡Gol del Silense!».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco Mensajes