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Pican solo las hembras y lo hacen para que las proteínas de la sangre ayuden al desarrollo de sus huevos antes de la puesta, que ... se suele producir en las paredes de algún recipiente o entorno con agua estancada. Neumáticos, tapas, latas, platos, sumideros atascados, jarrones, macetas, estanques, piscinas vacías, charcas... son los criaderos preferidos del mosquito tigre. Desde que en 2014 aparecieran los primeros ejemplares de esta especie procedente del sudeste asiático en Irun y en 2018 en el parking de caravanas de Berio, ha ido colonizando muchas zonas y ya está asentado en hasta 19 municipios guipuzcoanos.
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Característico por su coloración negra con ornamentación blanca en el tórax y el abdomen, patas a bandas negras y blancas y una línea blanca longitudinal central en tórax y cabeza, el crecimiento de este insecto en el territorio, perteneciente a la familia 'Culicidae' y que puede llegar a medir hasta el doble de un mosquito común, «ha sido enorme» durante el último año. Así lo asegura Mara Astillero, responsable de programas de Salud Ambiental del Departamento de Salud, quien detalla que estos dípteros ya están presentes en hasta casi una veintena de localidades de Gipuzkoa. Son Andoain, Astigarraga, Azkoitia, Azpeitia, Beasain, Bergara, Donostia, Errenteria, Hernani, Hondarribia, Irun, Lasarte, Lezo, Oiartzun, Pasaia, Tolosa, Zarautz, Zumaia y Zumarraga.
Precisamente San Sebastián fue uno de los primeros municipios del territorio en anunciar que el mosquito tigre ya estaba asentado en la ciudad. Lo hizo en septiembre del pasado año, cuando el consistorio donostiarra emitió un comunicado en el que explicaba que durante 2023 «se ha constatado la dispersión y asentamiento del mosquito tigre en amplias zonas de la ciudad, tanto urbanas como industriales y rurales periféricas».
Según el Plan Nacional de Prevención, Vigilancia y Control de las enfermedades transmitidas por vectores, la capital guipuzcoana estaría en un nivel de riesgo 2a, con este insecto establecido, pero sin detectarse casos autóctonos, por lo que no están previstas campañas de fumigación masivas. Es la misma situación en la que se encuentran «31 municipios de Euskadi. Están controladas aproximadamente las localidades en las que reside casi el 90% de los guipuzcoanos. El grueso de la población está controlada con respecto a que sabemos que existe el mosquito o no existe», detalla la experta.
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¿Pero cómo se ha llegado a esta situación? «El cambio climático, los movimientos de las personas, la globalización», enumera Astillero. «El mosquito tigre ha venido en medio de transporte, no han venido volando porque vuelan muy poco. Y todos estos factores influyen a que el mosquito, que inicialmente estaba en Asia, acabe llegando a Europa y se establezca aquí», asegura.
Esta realidad no es cuestión baladí. Astillero alerta de que su expansión supone «un riesgo epidemiológico» para las personas, ya que el mosquito «transmite el vector de transmisión de tres de las enfermedades más importantes», que son el Dengue, el Chikungunya y el Zika. «Cuando tenemos casos de enfermos que en la actualidad son importados, quiere decir que son enfermos que han cogido la enfermedad fuera. El problema es que si esa persona tiene el mosquito establecido en el entorno en el que vive o trabaja, se corre el riesgo de que le pique, adquiera el virus y lo propague creando un brote epidémico», añade.
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En Euskadi no se conoce aún ningún caso autóctono (contagiado sin haber viajado a un país endémico), pero sí suelen aparecer casos importados de otros países. Las probabilidades de contagio son bajas, sin embargo, si se da un caso importado en una zona en la que el mosquito está establecido, el riesgo de contagio aumenta.
En ese sentido, señala que en Euskadi existe «un grupo de coordinación interinstitucional» en el que participan Gobierno Vasco, diputaciones, ayuntamientos y Neiker, el Instituto vasco de investigación y desarrollo agrario, para establecer planes de actuación que «van encaminados a la vigilancia entomológica», como pueden ser las ovitrampas, que permiten detectar los huevos que estos mosquitos ponen en un determinado municipio para constatar la presencia de estos dípteros y actuar en consecuencia.
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Astillero insiste en que «hay medidas de mantenimiento y de prevención que pueden llevar a cabo el propio personal municipal». La experta hace referencia, por ejemplo, a los desbroces. «El mosquito vive en recipientes artificiales con agua. Eso es lo más peligroso. Y nuestro clima, cuando llueve y hace sol, es muy propicio para que los huevos que pone el mosquito eclosionen y proliferen», asegura.
Además, enumera una serie de medidas que «se pueden llevar a cabo perfectamente y que se ha demostrado que pueden frenar la explosión». Habla de «evitar los recipientes con pequeños volúmenes de agua, como pueden ser en jardines, juguetes de los niños que se llenan de agua, neumáticos, alcantarillas, canalones con agua...».
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Tanto los machos como las hembras se alimentan de azúcares de plantas. En el caso de las hembras, necesitan un aporte extra para la maduración de los huevos, que adquieren gracias a la hematofagia sobre animales y personas. En el proceso de alimentación se inyecta saliva que es la que causa la reacción dérmica y es la vía de entrada de los patógenos hacia el hospedador.
Pican habitualmente en las extremidades inferiores, durante el día y al aire libre al ser un mosquito preferentemente exófilo y exófago, aunque ocasionalmente pueda penetrar en las viviendas. Las infestaciones más intensas se encontrarán en áreas de exterior sombrías con vegetación baja, recipientes con agua y hospedadores humanos de los que tomar sangre.
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Desde Osakidetza recomiendan limpiar bien la zona de la picadura con agua y jabón, evitar rascarse para que no se infecte la zona y aplicar frío para frenar la inflamación y atenuar el pico. Si la reacción es muy intensa y genera malestar o incluso dificultad respiratoria, se debe acudir al médico.
En general las hembras de mosquitos obtienen de una sola toma la sangre necesaria para poder realizar una puesta de huevos. A los cuatro o cinco días de haberse alimentado de esa sangre, realizan una puesta de tamaño variable de alrededor de cien huevos. No todos son puestos de una sola vez ni en un mismo sitio, sino que van depositándolos en pequeños grupos y en lugares diferentes.
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