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Ver el mundo

Plaza de Gipuzkoa ·

Jueves, 24 de noviembre 2022, 06:36

Bajaba yo de Jaizkibel a Lezo por un camino rocoso, plagado de escalones irregulares en los que era fácil tropezarse y de pedruscos sueltos en los que el pie resbalaba a traición; bajaba un poco harto de tanta roca desmenuzada, cansado del interminable pedregal, cuando ... me crucé con una mujer que subía. Detrás venía su hija, una niña de ocho o nueve años, corriendo cuesta arriba muy excitada, con un pedazo de arenisca en la mano: «¡Mira, ama! ¡Mira, mira! ¡Ama!». «¿Qué?». «¡He encontrado una piedra!».

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