Navidad: Anuncios, consumo e incoherencia
El árbol de la ciencia ·
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Anuncio 1: Femeninas burbujas achampañadas son el heraldo de la Navidad.
Anuncio 2: La multitud brinca y descorcha botellas de cava en la plaza del pueblo para dar la bienvenida al nuevo año ante la atenta mirada de los niños.
Anuncio 3: Personas bailan a ... la luz de la luna en una playa mientras beben cerveza o degustan sonrientes un vino exquisito.
Anuncio 4: Un equipo de fútbol infantil recibe un trofeo auspiciado por «la mejor cerveza del mundo» y equipos de primera lucen publicidad de bebidas o publicitan 'su' cerveza en estadios abarrotados. Mientras, algún medio de comunicación anuncia bebidas alcohólicas o emite en directo desde bodegas y los políticos inauguran vendimias y saraos etílicos.
Anuncio 5: Un cowboy enciende un cigarrillo a lomos de su caballo. Inhala el humo con fruición y su silueta se pierde en un paraje de ensueño.
Anuncio 6: Una joven esnifa cocaína en una discoteca con música tecno estruendosa de fondo.
Anuncio 7: Un aficionado se dirige al estadio ilusionado con acertar el resultado del partido y ganar la apuesta que ha hecho en la casa que patrocina a su equipo. Otros miran atentamente decenas de pantallas donde famosos personajes televisivos incitan a apostar y te regalan los primeros 100 euros.
Anuncio 8: Varios adolescentes lían y encienden un porro mientras ríen, escuchan música y leen en el móvil que la marca de refrescos por antonomasia va a producir infusiones de cannabis.
Anuncio 9: Un 'geek' de Silicon Valley muestra exultante su última creación tecnológica mientras consume LSD, el motor de su creatividad.
Anuncio 10: Una bella mujer afirma que su horrible jaqueca desapareció con fentanilo, un medicamento mágico.
Anuncio 11: Unos niños saltan alborozados al comprobar que Olentzero les ha traído el videojuego de moda. ¡Se van a pasar las vacaciones jugando a la play!
Anuncio 12: Unos amigos ataviados con elegante vestimenta entran en un casino a pasar una noche divertida jugando a la ruleta.
Anuncio 13: Una familia con dos niños pequeños entra en un restaurante de comida rápida. Les recibe un payaso y les obsequian una corona. Comen su plato favorito con su refresco azucarado preferido y un postre fabuloso que sacia su apetito de un modo rápido y agradable. ¡Como para repetir!
Estos 13 fragmentos de la realidad tienen un elemento común y no es que son anuncios. De hecho, algunos no lo son. El nexo es que el producto anunciado inunda el circuito cerebral de la recompensa con dopamina y desencadena la tormenta de la adicción autodestructiva. Este circuito es un vestigio evolutivo pues hay estimulantes naturales, como el sexo o la comida, esenciales para vivir y transmitir los genes a la descendencia. En la adicción el sistema es secuestrado por estimulantes no naturales. En su origen concurren tres factores: un estímulo que provoca un efecto placentero intenso, rápido y de corta duración, una predisposición genética y factores ambientales relacionados con la situación personal, familiar y laboral. Si se sabe todo esto, ¿es coherente anunciar estos productos aunque se incluya la frase «Se recomienda el consumo responsable»?
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