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Sin necesidad

Plaza de Gipuzkoa ·

Jueves, 1 de julio 2021, 06:46

Entre Bolonia y Florencia, siguiendo la calzada romana que atraviesa los Apeninos, nos encontramos con un escarabajo atareado. Movía las antenas, palpaba una bolita de mierda de herbívoro, se alzaba y apoyaba sobre ella las patas delanteras. Redondeó un poco más la bola, tan esférica, ... tan negra, tan apetitosa, y la siguió empujando hacia su galería subterránea, donde formaría una montañita nutritiva en la que la hembra depositaría los huevos. Orgánico, biológico, sostenible, renovable, pero no kilómetro cero: el escarabajo debía reunir, y acarrear la mierda. Para eso amasaba la bola, para transportarla con el menor esfuerzo posible. Es una tradición antigua: los escarabajos amasan la mierda en bolitas desde 1744, desde que leyeron a Pierre-Louis Moreau de Maupertuis, filósofo, astrónomo y matemático, en su tratado 'Accord de différentes loix de la nature qui avoient jusqu'ici paru incompatibles'. Maupertuis definió el principio físico de la acción mínima: la naturaleza es económica en todas sus acciones. Los escarabajos asintieron, entusiasmados, y comprobaron que no hay manera más económica de transportar excremento que haciéndolo bolita.

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