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El nombre más antiguo de un trabajador de la industria pesquera en la costa vasca es el de un esclavo liberado, posiblemente africano, de hace dos mil años. Caius Iulius Niger ('el Negro') declaró en una placa de mármol que había mandado construir una tumba ... para él mismo, para Caius Iulius Adiucus y para Iulia Hilara. No era casual que los tres se llamaran Iulius o Iulia. La placa decía que eran libertos, antiguos esclavos de Caius Iulius Leo, el patrón de quien tomaron el nombre.
La placa apareció en 1984, durante unas prospecciones en el fondo de unas estructuras de piedra en Getaria (Lapurdi): tres cubículos casi completos y otros cuatro deteriorados. Los vecinos siempre creyeron que se trataba de viejos hornos para fundir grasa de ballena, pero los arqueólogos encontraron anzuelos, lastres de redes y restos de ocho especies de peces. Concluyeron que aquí se elaboraba pasta de pescado entre el año 20 antes de nuestra era y el 60 después: era una cetaria, una fábrica romana de salazones, de la que probablemente derivan los nombres de las Getarias de Gipuzkoa y Lapurdi. También interpretaron que el patrón Leo sería el propietario y que los tres libertos se encargarían de trabajarla.
Moussa Thior, el primer senegalés que trabajó en los pesqueros de Ondarroa en la década de 1990, me dijo que sin africanos la flota vasca no saldría adelante. No hay nada más viejo que las migraciones, ningún país avanza sin mezclarse.
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