Santuario blanco. Miren Zulaika posa ayer porla tarde ante el santuario totalmente rodeado de nieve. FOTOS LOBO ALTUNA

«Nevó tanto en unas pocas horas que no pudimos subir»

Nieve. 'Juliette' ha vuelto a cubrir casi todos los rincones de Aralar. En el bar del santuario, Miren Zulaika almacena leña tras verse obligada a pasar la noche anterior en Arbizu

Miércoles, 1 de marzo 2023, 01:00

El termómetro del coche marcaba cinco grados bajo cero ayer por la tarde junto al santuario de San Miguel de Aralar, pero «el viento sopla con ganas y la sensación térmica es de unos cuantos menos, aunque no me he dado cuenta de que hacía ... tanto frío hasta que me he parado un momento», reconoce Miren Zulaika mientras acaba de apilar los troncos de madera. Hay que estar preparado a 1.200 metros de altitud, más o menos, para una gélida nevada como la que está dejando 'Juliette' o unas cuantas como las que ya llevan registradas en este lado de la sierra de Aralar. De mantos de nieve con varios centímetros de espesor algo sabe la guipuzcoana responsable del bar restaurante del santuario de San Miguel.

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«Está todo precioso, como siempre que nieva. No se puede concretar cuánta nieve hay porque, como siempre, el viento ha hecho que en algunas zonas haya solo cinco centímetros de capa, pero a pocos metros hay mucha más nieve acumulada. Puede rondar el metro de nieve en un lado de la carretera», explica la lasarte-oriotarra. Ayer, tocaba limpiar la nieve que se había acumulado en el acceso al refugio de San Miguel, mientras recibían la visita de «algún valiente». Zulaika reconocía que «son pocos los días en los que no sube nadie a Aralar. Se podrían contar con los dedos de una mano porque granice, nieve o llueva, siempre sube alguien hasta aquí, en coche o incluso a pie».

Miren Zulaika echa leña al fuego para calentar el car del santuario.

«Después de poner a secar la ropa junto a la chimenea lo mejor para entrar en calor es un caldo caliente con un pintxo de chorizo»

Ayer, las máquinas quitanieves encargadas de la limpieza de la carretera que sube desde Baraibar al santuario lo tuvieron difícil, porque a la nieve acumulada las últimas horas había que sumar la capa de hielo. «Hemos subido después de que el chófer de la máquina quitanieves me dijera que iba a pasar la cuña, pero que no quedaría totalmente limpia y así ha sido. También me ha comentado que subiría más tarde con la plancha para limpiarlo todo mejor, pero andarán muy liados porque todavía no ha vuelto a subir y la tarde estaba mala para subir hasta aquí», comenta Miren.

«Tuvimos que regresar»

Miren y su marido Manolo consiguieron subir a San Miguel ayer al mediodía. Según comenta la guipuzcoana, «el lunes por la mañana había siete grados bajo cero, pero no nevaba. Teníamos que hacer unas gestiones en Arbizu y bajamos tan tranquilos, hasta que a la altura de Baraibar nevaba tanto que nos planteamos si regresar. Al final, fuimos a Arbizu y, tras hacer los recados, decidimos subir cuanto antes. No pudimos. En cuestión de unas horas nevó tanto que no conseguimos llegar al santuario. Nos quedamos a kilómetro y medio, pero el temporal era terrible y nos tuvimos que dar la vuelta y bajar a Arbizu, donde tuvimos que pasar la noche».

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Una máquina quitanieves limpia el acceso a Aralar.

Miren está habituada a las nevadas y el frío de Aralar, por lo que este temporal no ha alterado mucho su rutina una vez que ayer regresaron al santuario. «Entre semana es muy normal que ande muy poca gente y por eso solemos aprovechar para prepararnos para el fin de semana. Hace una semana, el miércoles pasado, nevó y durante todo el fin de semana, sobre todo el sábado, subió mucha gente. Los primeros días, sobre todo mendizales y, el sábado, muchas familias con los chavales a disfrutar de la nieve con los trineos, aprovechando el buen tiempo».

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Miren Zulaika reconoce que «San Miguel de Aralar es un lugar al que acuden muchos guipuzcoanos». La nieve añade un atractivo especial para todos los amantes de la montaña y los deportes de invierno y por eso es habitual que «ante la chimenea del refugio haya sillas llenas de ropa de los mendizales secándose mientras ellos entran en calor con el fuego». Es habitual ver gente con esquís, raquetas, trineos... Para reponerse del frío, nada mejor que «un caldo caliente, con un pintxo de chorizo cocido o txistorra. Es lo que más demandan cuando se acercan al bar». Desde que la lasarte-oriotarra llegara hace ocho años, «muchos de nuestro clientes son de Gipuzkoa. Nos gusta mucho venir a pasar el día al santuario. Hay mucha tradición familiar para venir hasta aquí. Algunos vienen todos los domingos y, con nieve, más».

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