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Año nuevo, vida nueva

Esta popular frase es más cierta que nunca en el caso de las cinco personas que cuentan a DV cómo les va a cambiar la vida en el año que hoy empieza

ignacio villameriel

Lunes, 1 de enero 2018, 09:01

Se dice que ‘año nuevo, vida nueva’ y esta popular frase es más cierta que nunca en el caso de las cinco personas que cuentan a DV cómo les va a cambiar la vida en el año que hoy empieza. «Esperamos un 2018 lleno de ilusiones por vivir».

Iker Liceaga Bidart

«En 2018 me voy a la NASA y pronto lanzaré un satélite al espacio»

Iker Liceaga tiene 24 años y es de Andoain. Estudió Ingeniería Industrial en Tecnun y después hizo un máster en la misma Escuela Superior de Ingenieros de Donostia, que terminó en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts). De ahí le surgió la oportunidad de trabajar en la NASA. «Cuando estuve en EE UU acabando el máster, establecí contacto con un ingeniero que trabaja en la Agencia Aeronáutica estadounidense y me comentó la posibilidad de trabajar allí», cosa que este guipuzcoano no se pensó dos veces. No todos los días a uno le ofrecen trabajo en la mismísima NASA, y menos con un reto fascinante a la vuelta de la esquina.

«De momento he firmado por dos años pero es un contrato extensible. El 4 de enero voy para Washington y voy a construir un satélite que va a observar el sol», relata Liceaga como si tal cosa. «La idea es que esté listo a mediados de 2018 y lanzarlo con un cohete militar en torno a esas fechas, si no nos fallan los plazos. Es una misión para medir la radiación solar», precisa el ingeniero. «Con esos cálculos de la radiación solar vamos a intentar hacer modelos predictivos más exactos de cómo se comporta el sol y de cómo evitar tormentas solares, -que es muy importante no solo para la Tierra, porque puede afectar a las comunicaciones-, sino también de cara a los viajes a Marte, porque es uno de los principales desafíos que tiene la NASA y estos cálculos son claves para las futuras misiones marcianas».

Y en lo personal, al joven de Andoain también le va a cambiar bastante la vida. «Siempre es un poco difícil comenzar en una ciudad nueva», reconoce. «Allí, por ejemplo, una de las cosas que me llama la atención es que se mueven muchísimo en coche, es impensable ir andando a los sitios. No te voy a decir que no haya aceras, pero está claro que las calles no están pensadas para los peatones». Así que a Liceaga le tocará comprarse un coche «nada más llegar», y se tendrá que adaptar a todo rápidamente.

«A nivel cultural también es un choque importante por el tema de horarios. Lo hacen todo más temprano que aquí y no paran para comer», explica. «Aún así, espero superar la presión que supone trabajar en la NASA, donde no te puedes permitir que nada falle». Un nivel de exigencia muy alto que el ingeniero espera superar con nota.

Christiane Tena y Alain Muñoz

«No me da miedo ser madre, lo tengo todo listo»

Christiane Tena y Alain Muñoz cuentan los días que les restan para ser padres por primera vez. Algo que, si todo marcha según lo previsto, ocurrirá hacia el 26 de febrero del año que empieza. Hace algún tiempo que conocen el sexo del futuro bebé, que será niño y se llamará Diego.

Christiane y Alain afirman encarar este 2018 «con un cambio muy grande en nuestras vidas», especialmente porque son padres primerizos y «nos va a venir una personita que dependerá de nosotros totalmente», dice ella responsabilizada.

«Lo único que me da cierto respeto ahora es que en el parto salga todo bien y, a partir de ahí, empezar a disfrutar de nuestra nueva vida en familia».

«El hecho de ser madre no me da miedo», asegura Christiane, «lo que más me preocupa es el tema de la adolescencia del niño», apostilla entre risas, «y eso que mira lo que me queda todavía para eso, pero me inquieta más que las noches en vela durante los primeros meses a causa del llanto del bebé, porque eso ya lo tengo asumido», reconoce ella. «Eso nos tocará comérnoslo con patatas y ya está».

Esta pareja del barrio de Gros asegura tener todo más o menos preparado para cuando Diego llegue a casa. «La habitación ya está totalmente equipada desde hace tres semanas. Tenemos la cuna, el carro... Solo nos faltarían pequeños detalles como las perchas», reconoce mientras ojea algunos accesorios en la tienda de bebés Casa Rodríguez de Donostia. Christiane está contenta por el «buen» embarazo que ha tenido, pero está deseando de que Diego «salga ya, porque el final se empieza a hacer muy pesado», reconoce.

«Yo no tendré la ayuda de mis padres para cuidar al niño porque viven fuera, pero aún así, pienso disfrutar un montón de él y, gracias a Diego, encaramos el 2018 con mucha ilusión», aseguran. «Ya solo nos falta la boda, pero igual eso lo dejamos para el 2019», concluyen.

Alfredo Goikoetxea

«Viviré de nuevo sin necesidad de ninguna máquina»

Alfredo Goikoetxea recuerda perfectamente la pasada Nochevieja, en la que salió a las 22.00 horas de una «dura» sesión de hemodiálisis en el hospital Donostia y se fue a su casa donde cenó lo «poquito» que le permitía la estricta dieta a la que estaba sometido. «Para empezar no podía ingerir líquidos. Me hidrataba mediante la máquina del hospital, y recuerdo que en Nochevieja, concretamente, bajaba hecho polvo, muy machacado por la sesión».

«Este año, en cambio, ya he hecho la cena», afirma con otro tono de voz más dicharachero. «El menú va a ser sopa de pescado y merluza a la donostiarra, algo que el año pasado tenía prohibidísimo».

A Alfredo Goikoetxea le «cambió la vida totalmente» el pasado verano cuando le trasplantaron un riñón en el hospital de Cruces. «Ahora me siento como antes de caer enfermo. En realidad no me quitaron ninguno de mis dos riñones sino que me implantaron un tercero en la zona abdominal. Soy el hombre de los tres riñones», ríe.

Este errenteriarra de 55 años encara el 2018 lleno de ilusión. «Durante los últimos dos años he vivido enganchado a una máquina y quiero vivir de nuevo sin necesidad de ella». Aunque aclara: «Ojo, estar enganchado al aparato de hemodiálisis me permitía seguir viviendo, pero por otro lado, también me iba minando muchísimo». Por eso, la petición que Alfredo hace en este inicio del 2018 es «no volver a recaer», porque afronta este año «con mucha más fuerza y ánimo que el pasado».

Y la petición que lanza no solo es para él. Este profesor de culturismo quiere hacer extensible su deseo de ánimos «a la gente que he conocido en el hospital y que aún están esperando un trasplante». «Quiero que mi ejemplo les dé esperanza, que piensen que pronto estarán igual de bien de lo que yo estoy ahora, que mantengan la esperanza y confíen en los avances médicos y en su pronta recuperación», sentencia.

Yoisi Valle

«Vuelvo a estar ‘recta’ después de veinte años»

Yoisi Valle es una joven boliviana de 20 años que, con tan solo 8 meses de edad, sufrió una patada en el tórax propinada por su propio padre cuando este agredía a su madre. El resultado del brutal golpe fueron varias costillas rotas y que su columna vertebral quedara como un signo de interrogación. La pequeña se encerró en casa porque en la calle le esperaban las burlas de los demás niños al ver que su espalda se iba torciendo más y más a medida que pasaban los años. Hasta que el traumatólogo guipuzcoano Imanol Vega se cruzó en su camino. Vega es cofundador de Adato, una asociación que realiza misiones de cooperación en distintos países varias semanas al año. Cuando Yoisi cumplió los 18 años, el doctor Vega y sus compañeros de Adato consiguieron traerse a la joven a Euskadi para operarle.

Una intervención que fue un éxito y mediante la cual Yoisi «vuelve a estar recta», tal y como ella misma afirma desde Vitoria, donde pasa unos meses recuperándose del todo con una familia de acogida, que abandonará en febrero para volver a su país. «Aún no sé el día exacto pero tengo ganas de volver a ver a mi madre y a mi hermana, aunque hablamos a menudo por videollamada».

Blanca Fernández, su ama de acogida, asegura tener sentimientos encontrados ante la inminente marcha de Yoisi. «Por un lado me alegro de que regrese a su casa, pero por otro me va a dar mucha pena separarme de ella porque toda la familia le hemos cogido mucho cariño».

«A mí también me da un poco de pena», reconoce Yoisi, «pero tengo que volver a Bolivia para seguir formándome. Quiero estudiar Derecho, y tengo ganas también de volver a Trinidad, mi ciudad, para que todos vean que ya no estoy ‘chueca’ como antes, sino bien recta». Y de esa forma espera empezar el año que entra. Este, y todos los que vendrán después. Además, a partir de ahora, sin escuchar burla alguna.

Diego A. Guñezu

«El 2 de enero arranco con mi propio negocio»

Diego Alejandro Guñezu ha estado hasta hace poco trabajando en un bar de la Avenida de Madrid donostiarra pero se ha decidido a «dar el paso» y montar su propio negocio «porque siempre había tenido esa ilusión y es ahora cuando se ha dado la oportunidad», asegura.

Este argentino de 39 años, que lleva los últimos doce en Gipuzkoa, se va a hacer cargo a partir del 2 de enero del bar Ñañarri, «a escasos metros de donde trabajaba antes, por lo que muchos clientes ya me conocerán», afirma gracioso. Diego se ha pasado las navidades concluyendo los últimos retoques del nuevo bar y espera tenerlo todo listo para el martes, día de la inauguración del establecimiento.

«Encaro este año con tranquilidad pero con mucha ilusión gracias a este proyecto de montar mi propio bar», sostiene. «Yo voy a trabajar dentro de la barra y por eso necesito estar tranquilo para atender bien a los clientes, pero en mi interior estoy muy ilusionado», reconoce.

Diego se embarca en esta aventura empresarial «en solitario» y es consciente de que le tocará trabajar «muy pero que muy duro». La persiana del bar se abrirá pronto, a las seis de la mañana, «así que madrugaré bastante y meteré muchas horas», manifiesta, «porque de primeras voy a tener un empleado, pero solo para que esté por las tardes».

«De todas formas, aunque trabaje muchas horas, sarna con gusto no pica», afirma con un deje argentino que no le abandona, a pesar de los muchos años que lleva alejado de su Mendoza natal.

«Durante el último mes he estado repintando el local, o por lo menos me he manchado el pantalón de pintura», exclama entre risas. «Estoy haciendo yo mismo la reforma del bar y ya está todo preparado. Ahora solo queda arrancar y que salga según lo previsto», concluye el argentino.

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