

Secciones
Servicios
Destacamos
El obispo de San Sebastián, Fernando Prado, instó este martes a las posibles víctimas de abusos sexuales en la Iglesia guipuzcoana a denunciar su ... caso «por todas las vías» necesarias. «Que vayan a la fiscalía, que vayan a los jueces o que vengan a donde nosotros, todos nuestros canales están abiertos», afirmó. El prelado, que desde que fue ordenado obispo ha examinado los archivos privados de la diócesis, señaló que ha encontrado «seis casos en los últimos 50 años», a los que hay que sumar dos revelados por el diario 'El País'. No obstante, admitió que «seguramente habrá más» casos.
Prado compareció ante los medios de comunicación para dar cuenta de sus primeros cien días como obispo. Ha sido una etapa en la que ha vivido «días muy intensos» y en la que ha tratado de «poner orden mental en mi vida y en mi cabeza en esta misión de gobernar la Iglesia en Gipuzkoa». «Todavía estoy aterrizando, necesito tomar contacto con muchas realidades de la diócesis».
Pese a que no eludió ninguna pregunta, el obispo no ocultó su cansancio a la hora de referirse a los abusos sexuales en la Iglesia. «Parece que a veces hay una imagen fija Iglesia-pederastia, lo que es profundamente injusto», dijo. Sin restar importancia a unos hechos «terribles» de los que como obispo siente «vergüenza», el prelado insistió en que «la Iglesia está haciendo cosas maravillosas y no se merece esto». «Tiene que cargar con toda la responsabilidad de lo que ha sucedido, pero debe mirar hacia adelante con las víctimas siempre en el centro», recalcó.
Prado recordó que su antecesor, José Ignacio Munilla, «pidió perdón varias veces» por la existencia de abusos sexuales y que durante su pontificado «se destaparon varios casos». En este sentido, no juzgó necesario celebrar en estos momentos una ceremonia como la que ha tenido lugar recientemente en Bilbao en reconocimiento a las víctimas. «No hemos tenido una demanda real por parte de las víctimas, si la hubiera estoy dispuesto a hacer lo que haga falta», dijo.
El prelado señaló que «hay que pedir perdón», pero añadió que eso «no es suficiente porque hay que actuar y hacer cosas». Entre lo que se ha hecho, destacó la creación de una oficina interdiocesana «en la que estamos hablando de espacios seguros, estamos haciendo protocolos, todos los casos que ha habido se han denunciado en fiscalía y se han puesto en manos de la justicia y de la Santa Sede; cuando había posibilidades se han abierto procesos canónicos para que las víctimas sientan que se les pone en el centro, que se admiten sus demandas y que se persigue a los que les causaron ese mal. Se han hecho muchas cosas y la situación ha cambiado muchísimo y para bien, aunque el problema social permanece».
Fernando Prado admitió que cuando hace cien días le ofrecieron el puesto de obispo, la diócesis se veía desde la distancia «como algo amenazante». De lo que se hablaba era de una comunidad fracturada y dividida tras el paso de José Ignacio Munilla y del ingente trabajo que debería hacer su sucesor para remendarla. Según afirmó, lo que encontró al llegar fue algo muy diferente. «Estaba mucho mejor de lo que algunos profetas de la calamidad auguraban. La acogida ha sido extraordinaria, el laicado es maravilloso, hay mucha vida en las parroquias y en los pueblos», dijo.
En estos cien días, Prado ha renovado su equipo de gobierno, que le parecía «demasiado masculino y clerical». Para ello ha incorporado «al núcleo duro de toma de decisiones» a la religiosa de la Compañía de María Arantza Odriozola, a Lucía Alberro, anterior secretaria canciller de la diócesis y profesora de la Universidad de Deusto, y al secretario general de Cáritas Gipuzkoa, Emilio Lafuente. Además, ha incorporado a su consejo de Economía a «la experta en economía Edurne Loyarte», con quien ha analizado las cuentas de la Iglesia guipuzcoana.
«Nuestra situación económica nos da tranquilidad, contamos con recursos y vamos afrontando nuestras deudas. Podemos mantener los servicios de atención a los pobres y seguir llevando adelante nuestra misión evangelizadora», dijo el obispo. De todas formas, añadió, «conviene que los bienes sean escasos» porque eso «estimula en la creatividad y ayuda a ser mejores».
Una de las novedades de estos primeros cien días del obispo Fernando Prado al frente de la Diócesis de San Sebastián es la recuperación del gesto diocesano de Cuaresma de Cáritas, que este año tendrá el lema 'De la calle a un hogar' y consistirá en «una acción significativa» para que 25 jóvenes que en la actualidad están en la calle puedan acceder a una vivienda compartida.
El objetivo es que estas personas, que actualmente están acogidas en el recurso Hotzaldi, el centro de acogida nocturno para personas en situación de exclusión social y residencial de Cáritas Gipuzkoa, «encuentren el impulso para construir un hogar» y su puesto sea ocupado por otros 25 usuarios.
De esta forma, se ayudaría a medio centenar de sintecho. Para lograr este objetivo, Cáritas precisa de aportaciones económicas en forma de donativos (Bizum 3892) y de la puesta a disposición de la organización de viviendas en régimen de cesión o alquiler, ya que uno de los principales escollos con los que se topan este tipo de iniciativas es la falta de alojamientos. «Es indudable que el acceso a la vivienda impide a muchas personas la creación de un hogar, una familia, y también la vinculación y la participación en un barrio donde desarrollar su sentido de pertenencia», sostiene Cáritas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.