«Los brotes eran inevitables», pero «ya hay demasiados», valora el secretario de la junta directiva de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública ... e Higiene (SEMPSPH), Jesús Molina. Defensor del trío de mascarilla, higiene de manos y distancia de seguridad para frenar la transmisión del coronavirus, el médico del Hospital Insular de Gran Canaria, asegura que la situación actual es «como la de febrero».
– ¿Llega tarde la obligatoriedad de la mascarilla?
– La medida llega fuera de contexto. No me parece oportuno ampliar la obligatoriedad del uso, porque la mascarilla ya era obligatoria donde se consideraba que tenía que serlo. Obligar a llevarla en espacios abiertos, aunque se respete la distancia de seguridad y haya dos metros, no aporta mucho.
– ¿Por qué?
– Primero, hay que usar la mascarilla bien. Mucha gente la lleva por debajo de la nariz y creando una sensación de falsa seguridad. Los brotes se seguirán produciendo si llevamos la mascarilla en el codo y cuando veo a la policía me la pongo. O incluso en la barbilla. El problema, además, es que así la mascarilla se contamina y pierde eficacia. Cuanto más tiempo llevas el protector puesto, más se humedece y acaba perdiendo la capacidad de filtración, dejando de ser eficaz. Entonces es mejor reservarla para cuando realmente haga falta. Llevarla cuando vas paseando por la calle te hace sentir incómodo y la inutiliza para cuando realmente se necesita en espacios cerrados. Además, la obligatoriedad de una sola medida no es lo más oportuno.
– ¿Qué quiere decir?
– No soy especialmente partidario de aumentar la obligatoriedad de la mascarilla porque nos centramos únicamente en una de las barrera del virus. Hay dos grandes medidas más: la higiene ambiental y de manos, y mantener la distancia. También muy importantes. Las medidas en conjunto son las realmente efectivas. Entonces, si ya existía la obligatoriedad de llevar la mascarilla en espacios cerrados y medios de transporte, que es donde se producen las transmisiones, no hace falta ponerla obligatoria en otros sitios en los que se puede mantener la distancia.
– Así se atajarían los contagios.
– En realidad, lo que tendríamos que conocer son las características de los brotes que estamos teniendo ahora. Haría falta un análisis conjunto de toda la información porque es lo que nos va a dar la clave de cuáles son las medidas que hay que tomar para frenar el coronavirus. Desde un punto de vista personal, muchos territorios han impuesto el uso obligatorio de la mascarilla por que lo han hecho los de alrededor y por no quedarse atrás.
«Es importante colocarse la mascarilla bien, se contamina y pierde eficacia si la llevamos en la barbilla o en el codo»
«Muchos territorios han impuesto el uso obligatorio de la mascarilla porque lo han hecho los de alrededor»
«Por ahora, no creo que lleguemos a una situación insostenible de transmisión comunitaria como teníamos en marzo»
– ¿Se podían haber evitado los brotes que hay activos?
– Eran inevitables. Ahora bien, ya hay demasiados y demasiadas transferencias de casos que están aumentando de forma alarmante. No nos concienciamos de que no podemos hacer las mismas cosas que antes. Simplemente, no podemos. Es inevitable. Si seguimos haciendo lo mismo nos vamos a ir a la misma situación. Ahora mismo estamos como en febrero. Con la única diferencia de que en febrero no conocíamos el Covid-19. Lo bueno, dentro de lo malo, es que se están detectando la inmensa mayoría de los casos. Además de que son más leves.
– Si los jóvenes son los mayores transmisores del virus y ya cuesta que cumplan poniéndose la mascarilla, ¿cómo se podrían implementar las otras medidas indispensables, como la higiene y la distancia, que plantea?
– Se están viendo muchos casos en jóvenes y además asintomáticos. Es una de las características de este virus, cuanto más joven menos síntomas. Estamos hartos de ver cómo no respetan las medidas de salud porque no va con ellos el problema. Es difícil hacer que una población que no percibe el riesgo adopte un comportamiento seguro. Por ejemplo, el uso del preservativo, el cinturón de seguridad, el casco en la moto... Si ya les cuesta asimilar estos comportamientos, con un virus que no se ve aún más.
– ¿Las UCIs no se están colapsando porque la mayoría de casos son asintomáticos?
– Es un conjunto de razones, además de afectar a personas de menor edad y sin patologías de base. No hay datos de que clínicamente el virus haya mutado. Por lo que las hospitalizaciones no son más bajas porque el Covid-19 se haya debilitado. Lo único que se ha reforzado es la detección precoz.
– ¿Empeorará la situación?
– Por ahora no creo que lleguemos a una situación insostenible de transmisión comunitaria como teníamos en marzo. La complicación llegará en la temporada de invierno cuando se confunda con la gripe y con los resfriados comunes y se traten todos los casos como sospechosos porque los síntomas son indistinguibles. Ahí habrá problemas en atención primaria y en urgencias hospitalarias. Por eso es tan importante controlar ahora todos los brotes que hay. También sería fundamental saber si las personas que han pasado la enfermedad se pueden contagiar o no. Parece que sí, aunque hay estudios que sacan a la luz que varias personas han perdido los anticuerpos.
– ¿Se acabó la vuelta a la normalidad, entonces?
– Hasta que no tengamos la vacuna, sí. Teníamos la esperanza de que con el buen tiempo se atenuara el virus, como le pasa a la gripe. Y eso no ha ocurrido. El coronavirus no tiene el mismo comportamiento. Está resistiendo a las temperaturas extremas. No hace falta mas que mirar a Andalucía, donde también hay rebrotes. Las condiciones ambientales no le son desfavorables.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.