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Llegan en avión desde Colombia, Paraguay o Venezuela. Están aleccionadas para no hablar más de la cuenta: su estancia aquí es de «turista». La ... organización les ha prometido un trabajo pero no es el que ellas esperaban. Han caído en una red de trata y explotación sexual, captadas en sus países de origen y con una deuda contraída de entre 4.000 y 6.000 euros que tendrán que devolver a sus jefes «por los gastos del billete y algo de dinero para poder desenvolverse» en un país donde creían que iban a mejorar sus vidas. Además, las condiciones de trabajo son «abusivas: si llegan tarde a un pase con un cliente, son multadas; tendrán que practicar sexo oral sin protección y si el cliente quiere drogarse, ellas también lo harán».
Las condiciones en las que viven las víctimas de trata y explotación sexual se han vuelto «cada vez más abusivas y gravosas», según constatan en la unidad contra redes de inmigración y falsedades documentales (UCRIF) de la Policía Nacional. En lo que va de año en Euskadi, este grupo ha intervenido en dos operaciones de trata y explotación sexual que se han saldado con 13 detenidos y 9 víctimas. El año pasado fueron 5 las mujeres liberadas y 4 los detenidos que las explotaban sexualmente, un fenómeno delictivo de primera magnitud que continúa siendo «invisible», según alertan desde la policía, oenegés y asociaciones especializadas en la asistencia integral a las víctimas de trata y explotación sexual de Euskadi. No es un fenómeno nuevo ni local, sin embargo la forma de actuar de estas redes criminales ha ido cambiando en los últimos años.
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La pandemia provocó un pequeño descenso en el número casos registrados aunque «ahora vuelve a resurgir otra vez». Según los datos del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) del Ministerio del Interior, entre 2018 y 2022, las fuerzas y cuerpos de seguridad identificaron 29 víctimas de trata sexual en Euskadi (847 en todo el Estado) y 3 víctimas de explotación sexual (2.240 en total). En la CAV han sido detenidas 42 personas en estos últimos 5 años por este delito.
Según observan desde la UCRIF, la procedencia de la víctima ha cambiado, debido a circunstancias como los flujos migratorios más prevalentes en cada momento. «En los últimos tres o cuatro años ha habido un descenso brutal en el número de mujeres que son explotadas sexualmente procedentes de África, mayoritariamente de Nigeria», país del que tradicionalmente más víctimas llegaban a España y «en muchos casos su destino final es Francia. Sin embargo, ha habido un cambio y la mayoría de mujeres proceden de Latinoamérica, especialmente de Colombia, Venezuela, Paraguay y Brasil. «Llegan en avión, y no es muy común que vengan muchas en el mismo vuelo, suele ser un goteo. La edad ronda entre los 20-30 años y pocas veces hay menores. La organización les instruye muy bien de qué es lo que tienen que decir cuando llegan, normalmente a Barajas, para acceder a España como turistas y una vez aquí, les ofrecen el trabajo». Sin embargo, los cantos de sirena acaban en una pesadilla para estas mujeres. «La oferta es un engaño porque ellas piensan que vienen a trabajar en otra cosa».
En el caso de las mujeres africanas, el viaje «es mucho más duro porque tienen que atravesar el desierto, cruzar el Estrecho en patera en el 90% de los casos y una vez en España –según la ONU, el tercer país en demanda de prostitución, detrás de Tailandia y Puerto Rico y uno de los principales destinos del tráfico de mujeres– hay mucha más variedad porque algunas son víctimas de tráfico de migrantes, otras de trata con fines de explotación laboral y también con fines de explotación sexual», detalla el jefe de esta unidad, con más de diez años de trabajo en este ámbito.
Víctimas de trata sexual
Euskadi 29 víctimas de trata sexual y 37 detenidos se han notificado en la CAV en el periodo 2018-2022, según los datos del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crímen Organizado (CITCO).
Total En el resto del Estado se registraron un total de 847 víctimas y 1.041 detenidos en los últimos cinco años.
Víctimas de explotación sexual
Euskadi 3 víctimas de explotación sexual y 5 detenidos se registraron en entre 2018-2022.
Total 2.240 víctimas de explotación sexual y 1.107 detenidos se notificaron en todo el Estado en ese mismo periodo.
El uso del engaño o el embaucamiento suele llevar a la víctima a caer en estas redes criminales, si bien «hay ocasiones en las que las mujeres saben que van a tener que ejercer la prostitución debido al estado de necesidad en el que se encuentran. Pero luego las condiciones una vez aquí son mucho más abusivas y gravosas de lo que ellas pensaban en su país de origen». En este sentido, el responsable de la UCRIF se refiere a las exigencias a las que son sometidas estas mujeres. «Apreciamos últimamente que están siendo muy abusivas en cuanto al ejercicio de la prostitución como tal, exigiendo todo tipo de servicios como puede ser sexo oral sin protección, el consumo de drogas con los clientes si estos quieren, incluso les sancionan por no pintarse los labios cuando tienen que hacer un pase al cliente. También estamos apreciando en las dos últimas operaciones realizadas, que las mujeres están siendo utilizadas para transportar droga a domicilios o diferentes lugares. Cuando la prostitución se ejerce en pisos, las mujeres tienen 1 o 2 horas libres para poder hacer sus cosas». El control es total. «Si en ese tiempo salen a hacer un recado y viene un cliente y la mujer no está presente en el pase, eso le supone una sanción, que va desde los 30 a los 60 euros. Al final la organización busca que nunca terminen de pagar esa deuda que se les debe, por lo que es muy difícil salir de ese círculo».
Esta servidumbre por deudas se utiliza muy a menudo como mecanismo coercitivo que las mantiene cautivas. «Las organizaciones lo que hacen es: 'te pago el billete, te doy el dinero necesario par que puedas entrar en España y cuando llegues al lugar donde vas a ejercer la prostitución me tienes que devolver esa deuda'. Hemos apreciado que las cantidades ya no son tan desorbitadas como hace años, que rondaban los 15.0000-20.000 euros. Ahora suelen ser unos 4.000-6.000 euros, pero vemos este tipo de sanciones o condiciones que exigen a las mujeres. Además el 50% de cada servicio sexual es para la organización, por lo que para las chicas es muy difícil llegar a pagar esa cantidad», explica.
Refugiarse en la droga está siendo la vía de escape para cada vez más víctimas de explotación sexual, incapaces de soportar el «trauma» que supone llegar a un país y «empezar a ejercer la prostitución», tal y como observan desde la UCRIF. Asimismo, la exigencia de consumir si el cliente lo demanda hace que «muchas acaben enganchándose a la droga, que también es un dinero que tienen que pagar a la organización, por que es la que suministra las sustancias».
La inmensa mayoría de las víctimas vienen de hogares con pocos recursos económicos, cargas familiares y bajos niveles educativos. «La organización sabe quiénes son las personas que están en una situación económica muy precaria, que es en el 99% de los casos, lo que hace mucho más fácil exigir unas condiciones gravosas. La captación suele ser en el país de origen y la organización también tiene gente aquí, que luego es la que lleva a cabo la explotación sexual».
El «reparto de tareas» en las redes criminales está «bastante bien» establecido: «hay quien se encarga de hacer las veces de dueño, quien explica a los clientes en qué consiste el servicio, quien se encarga de subir los anuncios a la web, atender el teléfono... En muchas ocasiones son miembros de una única familia». El carácter transnacional de las organizaciones suele complicar las investigaciones, ya que «no se circunscriben solo a España, de ahí la importancia de la cooperación internacional», explica el jefe de la UCRIF, que apunta a la identificación de las víctimas como la tarea más complicada a la hora de desarticular una red criminal.
La mayoría son reacias a acudir a la policía por miedo a represalias, especialmente las que puedan sufrir sus familiares en el país de origen o por temor a que les expulsen, ya que «en estos locales, según las últimas operaciones desarrolladas, se ha localizado a un mayor número de mujeres en situación irregular». La denuncia, por tanto, suele ser el último recurso. Sin embargo, desde esta unidad animan a poner en conocimiento de la policía cualquier posible situación de trata y explotación sexual de la que se tenga sospechas a través del teléfono o el correo 'trata@policía.es'. Asimismo, en colaboración con la Inspección provincial de Trabajo y Seguridad Social, se realizan distintas inspecciones en los clubes o locales de alterne y se acude a los pisos donde se ejerce la prostitución. «El objetivo es tratar de identificar a estas víctimas e intentar que presten una declaración».
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