Nuevo prelado de la Diócesis de San Sebastián

Así ha sido la ordenación del obispo Prado

j. bienzobas

Viernes, 16 de diciembre 2022

El rito de la ordenación es uno de los momentos claves de la mañana. Primero se invoca al Espíritu Santo para después proceder a la presentación de Prado con la lectura de la bula pontificia de su nombramiento. El cardenal Bocos dará la homilía y entonces se producirá un diálogo sobre el compromiso que el futuro obispo adquiere con el cardenal. Tras esta promesa, el prelado se postrará en el suelo como señal de humillación ante Dios.

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Imposición de manos

El último paso es el de la imposición de manos por parte de todos los obispos asistentes, a la que le seguirá la plegaria de ordenación, momento en el que dos diáconos sujetarán el Evangelio abierto sobre la cabeza del obispo, que permanece orando de rodillas. Después será el momento de la unción de la frente y el cardenal Bocos le hará entrega del libro de los Evangelios. Antes de tomar posesión de la cátedra -asiento central del altar- recibirá las insignias propias de su nuevo cargo: anillo, pectoral, báculo, solideo y la mitra. Ya obispo, Prado recibirá el abrazo de todos los prelados además de un par de sacerdotes, dos religiosos, otras dos religiosas y de un matrimonio con dos hijos como representantes del pueblo cristiano. A partir de entonces presidirá la misa. Tras la consagración, un grupo de dantzaris subirá al altar y bailará un baile que se hace al Santísimo Sacramento en la población de Oñati desde hace casi cinco siglos.

Después de la comunión, es costumbre que el nuevo obispo recorra las naves del Buen Pastor para bendecir a los fieles acompañado de dos personas que él mismo ha elegido, en este caso sus predecesores en el cargo, José Ignacio Munilla y Juan María Uriarte. Antes de cerrar la celebración Prado, desde el altar, dirigirá unas palabras por primera vez a su diócesis, que tendrá ocasión de volver a poder contactar con él mañana en la misa de 12.00 que oficiará en la Catedral del Buen Pastor.

Arranca así un nuevo tiempo para la Iglesia guipuzcoana, para tratar de dejar atrás la división dentro del propio clero que suscitó el nombramiento de Munilla, que sí recibió apoyos por ejemplo entre los religiosos más jóvenes y cercanos a sus postulados. Las reacciones a la noticia de la llegada de Prado a la diócesis fueron elocuentes. Y ahora se espera que esa apertura logre también recuperar la adhesión con los fieles.

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