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Osakidetza busca al dueño de unos «restos humanos» amputados que pase a recogerlos lo antes posible por el Hospital del Bidasoa. El Boletín Oficial del País Vasco (BOPV) publicó el pasado 29 de agosto una nota fechada a 21 de julio en la que se notifica a un paciente que fue sometido a la amputación de una pierna que tiene pendiente de recoger los restos en el centro sanitario del Bidasoa. En caso de no hacerlo en un plazo de diez días hábiles desde la publicación del anuncio en el BOPV, «se dará traslado del expediente a los organismos competentes para que se proceda a la incoación, en su caso, del correspondiente expediente sancionador».
«Es un caso excepcional», aseguran desde el departamento vasco de Salud, que insisten en que «es obligación de la familia hacerse cargo de los restos amputados a través de una empresa funeraria autorizada. Es como cuando una persona fallece». En este caso se entiende que el paciente está ingresado o se encuentra convaleciente por lo que es responsabilidad de la familia recoger los restos. Osakidetza solo reclama piernas y brazos, «miembros grandes».
Cuando, como en esta ocasión, ningún familiar acude a por ellos, estos últimos corren el riesgo de ser multados. Las sanciones económicas rondan los 500 euros, si bien es una cantidad menor a la que cuesta el trámite para que la funeraria se haga cargo del miembro amputado.
Para poder enterrar un miembro en un cementerio, por su parte, es necesario un parte de defunción de esa parte del cuerpo amputada. Ante este trámite, la mayoría de gente opta por la incineración. ¿Pero cuál es el procedimiento a seguir? «La persona afectada llama al tanatorio y nosotros hacemos el viaje», explican desde el tanatorio Araso de Irun. Tras un permiso del paciente, los profesionales de la funeraria acuden al hospital correspondiente y recogen los restos. «Después se incineran».
Hay gente que recoge las cenizas de su pierna o brazo en una urna. La mayoría, no obstante, las deja en el propio tanatorio al no saber qué hacer con ellas. En Araso tienen una habitación especial donde guardan cada urna de cenizas con los papeles correspondientes. «Aquí podemos encontrarnos con partes del cuerpo amputadas, pero también con personas que no tenían familia o que nadie ha ido a recoger sus restos», explican.
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