
La sexta jornada del juicio al monitor de surf de Hondarribia acusado de abusos sexuales ha contado con el testimonio del padre de una niña, ... los dos ertzainas que lo trasladaron a comisaría el día de su detención, y los tres últimos testigos en comparecer en la Audiencia Provincial de Gipuzkoa a puerta cerrada.
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El padre de la menor ha asegurado que entró «en shock» cuando supo por su hija que el procesado había sido detenido. Era finales de agosto, y un mes antes la chavala había acudido a dos campamentos organizados por el procesado, algo que también había hecho una vez el verano anterior. Por eso, su primera reacción fue de preocupación. Por su hija y por los dos hijos varones de unos amigos a los que él introdujo en la escuela.
Así, decidió contactar con la Ertzaintza, donde le trasladaron la importancia de reunir el mayor número de testigos posibles para poder contar con más argumentos para acusar al surfista. A preguntas de una acusación, no recuerda si los ertzainas le llegaron a comentar que todas las presuntas víctimas detectadas eran varones.
Este testigo habló entonces con su hija, a la que pusieron en manos de un psicólogo, quien concluyó que la niña no había sido víctima de los hechos narrados por otros menores. Tampoco los hijos de los amigos trasladaron ningún comportamiento sospechoso.
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De esta manera, el varón ha comentado que tanto en los campamentos como durante las distintas clases semanales, los grupos de alumnos eran «mixtos». Ha explicado que el monitor recogía a los chavales en varios puntos de un itinerario por Hondarribia siempre fijo. A veces, él mismo llevaba a su hija hasta la playa y luego a veces él se quedaba a presenciar la instrucción. Dependiendo de «las olas o la marea», la clase podía durar hasta «tres o cuatro horas».
La chavala se inició con 8 años en la escuela del procesado, donde permaneció 5-6 años hasta que él fue arrestado. Como la cría no tuvo su primer móvil hasta los 13 años, los primeros años toda la comunicación por WhatsApp fue a través de la familia. Solo al final la menor se comunicaba directamente con el encausado, y fue una comunicación «normal». A nivel personal y a solicitud de la familia, una vez el monitor le mandó un mensaje por su cumpleaños. Y durante el covid, en otra ocasión le mandó «ánimos» en el sentido de que «esto pasaría» y «pronto» podrían volver a estar surfeando.
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Una de las dos abogadas que ejercen la acusación le ha preguntado si alguna vez el monitor le mandó por mensaje «te quiero o te echo de menos» o «que era especial» o si le hizo algún regalo. Y el padre ha respondido que no.
También han testificado los dos ertzainas que trasladaron al monitor el día que fue arrestado. En un minuto de comparecencia, han confirmado su participación y que el surfista no pronunció palabra en el trayecto hasta la comisaría.
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Durante la mañana han intervenido tres testigos pero han declarado a puerta cerrada por su relación directa con los menores.
La vista oral está señalada hasta el viernes. Este martes están programadas ya las pruebas periciales y, en principio, el miércoles está previsto la declaración del acusado aunque podría ser pospuesta al jueves. La Fiscalía de Gipuzkoa reclamara para él 85 años de prisión, 84 de ellos por once delitos continuados de abuso sexual en mayor o menor grado, y un año por posesión de material pornográfico infantil. La acusación que representa a diez de los once menores solicita 290 años de cárcel.
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