«Paso mucho tiempo en el hogar del jubilado y en casa me abrigo con la mantita»

Como dice el refrán, cada maestrillo tiene su librillo. El de Marian es claro: pasar poco tiempo en casa y, cuando está en ella, evitar gastar más de la cuenta. «Y eso que vivo sola, no me quiero imaginar cómo puede estar afectando todo esto a una familia numerosa», reflexiona. Otra de las ventajas de no compartir casa con nadie es que, cuando se pone a cocinar, aprovecha y prepara todo lo que le apetezca para los próximos días en una sola mañana. «Es otra forma de ahorrar. Así no tienes que volver a encender el fuego. Luego basta con calentarlo en el 'micro'. A veces me llevo la comida al hogar y hasta como allí. El horno ni lo utilizo».

El alza de los precios, «que afecta a muchísimas personas», también tiene impacto en otros aspectos de la vida de Marian. «No solo han subido la luz y el gas, también la comida. En las tiendas ya hay que mirar todo. Intento comprar lo que esté bien de precio y sin pasarme de cantidad, que al final soy una sola persona para comer».