

Secciones
Servicios
Destacamos
La infravaloración de la naturaleza y la visión mercantilista y sesgada del medio ambiente han contribuido a agravar la crisis de la biodiversidad en nuestro ... planeta. Estas son las principales conclusiones del trabajo que se ha publicado esta semana en la prestigiosa revista científica 'Nature', en el que han participado más de 80 investigadores y que ha estado liderado por Unai Pascual, profesor Ikerbasque del Centro Vasco para el Cambio Climático (BC3). El estudio abarca el análisis de más de 50.000 publicaciones científicas, documentos de políticas y fuentes de conocimiento indígena y local para comprender mejor los diversos beneficios de la naturaleza y cómo se valoran.
– ¿Estamos infravalorando la naturaleza?
– Demostramos, con una síntesis de conocimiento tradicional de todo el mundo, que los individuos y la sociedad en diferentes lugares del mundo valoran la naturaleza de muy diversas formas. Es decir, hay muchos tipos de valores en la naturaleza. La gente le da importancia por muy diversas razones, lo que quiere decir que hay una diversidad de valores en la naturaleza y muchos de ellos no se están teniendo en cuenta.
– ¿Cuántos tipos de valores hay?
– Hay tres grupos. El primero sería el valor instrumental, por ejemplo un bosque que nos ofrece bienestar de muchas maneras diferentes. Los instrumentalizamos para nuestro propio beneficio como seres humanos. Muchas veces, estos valores instrumentales son captados por un mercado que le asigna un precio. Después tendría un valor intrínseco, independientemente de que ese bosque en particular nos sirva como un instrumento para nuestro bienestar o no.
– ¿Cuál sería la tercera categoría?
– Una de la cual no se ha hablado mucho pero que es súper importante: la llamamos valor relacional y ocurre cuando tienes una especie de conexión con un lugar determinado. Es decir, como persona tú entiendes tu ser en relación a ese lugar. El claro ejemplo es el árbol de Gernika. ¿Cuánto debería recibir como compensación un vasco si desapareciera? No tiene ningún sentido la pregunta porque no es un árbol en sí, es un símbolo que está asociado con una cultura, una historia...
– ¿Se tienen en cuenta todos estos valores a la hora de hacer frente a la crisis climática y medioambiental?
– Cuando se va a tomar una decisión política o económica de calado que va a tener un impacto directo o indirecto sobre algún aspecto de la naturaleza, normalmente solo se tienen en cuenta los valores instrumentales. Prácticamente casi siempre. Y muchas veces por razonamientos de mercado, donde el mercado ya empieza a tomar un papel predominante. La toma de decisiones, por tanto, no tiene en cuenta toda esta gama de valores que tenemos y solo se basa en esos valores instrumentales muy cortoplacistas, muy materialistas y normalmente bastante individualistas. Por eso decimos que hay una crisis de valores o una infravaloración de la naturaleza.
– ¿Solo a nivel político?
– De nosotros también. Nuestra pirámide de valores, a los que les damos más importancia, más o menos acaban siendo los instrumentales, aquellos que se pueden traducir en dinero o en mercancía. Todos esos valores latentes que podemos tener en relación a los otros, cuando vamos a tomar en realidad una decisión, normalmente quedan atrás. Lo que acaba pasando es que la mayoría de las decisiones están sesgadas.
– ¿Qué consecuencias tiene eso?
– Por un lado, va generando una crisis ambiental. Nos estamos cargando la biodiversidad, y por tanto también el clima, porque no estamos teniendo en cuenta toda esa gama de por qué la naturaleza es importante para el ser humano. Y, por otro lado, lo que está haciendo es que una serie de valores, que son los predominantes, se van convirtiendo en más hegemónicos.
– ¿Es sostenible y posible luchar contra esta crisis medioambiental sin que ello repercuta en beneficios económicos?
– Es muy buena pregunta. Puede ser, no diría que no.
– ¿Cómo?
– Nosotros encontramos cuatro palancas, cuatro instrumentos que tienen que ver con los valores de la naturaleza que hay que activar a la vez, de forma complementaria. Uno, reconocer públicamente, de manera transparente, antes de tomar cualquier decisión, que hay una gama de valores sobre la naturaleza. Dos, implementar mecanismos de valoración, poner en la balanza qué ganamos y qué perdemos. Tres, legislarlo, generar una especie de mecanismo con las reglas de juego. Y cuatro, plantearnos si al concepto de bienestar o de desarrollo que hoy en día tienen las sociedades occidentales modernas hay que darle una vuelta o no.
– ¿Qué pasaría si abriéramos esa gama de valores?
– Es muy posible que el concepto de desarrollo o de bienestar vaya a cambiar. Igual nos tenemos que empezar a replantear esta concepción de desarrollo que además proviene de la Segunda Guerra Mundial. Es muy posible que de aquí a no mucho tiempo vayamos a entender el progreso y bienestar de otra manera, porque no nos va a quedar otra con las crisis climáticas y de biodiversidad. No nos va a quedar otra que replantearnos cuál es la brújula que vamos a utilizar para tratar de asegurarnos un bienestar que seguramente va a ser menos material. Si cambiamos nuestro chip, la parte económica no tiene por qué sufrir.
– Si sabemos todo esto, ¿por qué no se hace?
– Porque en la sociedad hay relaciones de poder asimétricos, no todos los actores tienen el mismo nivel de capacidad de poder actuar. Hay algunos que tienen mucho más poder, y además suelen ser los que mantienen el chip de que el progreso está solamente relacionado con el crecimiento económico material. Esos actores que tienen mucho poder tienen la capacidad de influenciar en toda la sociedad cuáles deberían ser los valores estrella que todos deberíamos seguir. Prefieren el 'status quo' porque se benefician de esa manera en la que funciona la sociedad.
– Entonces, ¿cómo podemos alcanzar un futuro más sostenible y justo?
– Todos los grandes cambios sociales de la Humanidad han venido de la concienciación y de la acción. Tenemos que mirar qué ha pasado, cómo se ha conseguido y aplicarnos un poco el cuento.
– ¿Cuál es la radiografía actual de la biodiversidad?
– Muy mala. Estamos en una situación de pérdida acelerada de biodiversidad. Muy acelerada. Incluso hay muchos científicos que dicen, y yo estoy de acuerdo, que la pérdida de biodiversidad puede ser incluso más peligrosa que el cambio climático, teniendo en cuenta que las dos están interrelacionadas. No es uno u otro.
– ¿Qué está suponiendo eso para los seres humanos?
– Una simplificación muy rápida de los ecosistemas y eso está haciendo perder los servicios ecosistémicos, desde la purificación del aire, el agua, la capacidad de absorber 'shocks'...
– ¿Estamos a tiempo de revertir la situación o de mitigar los efectos?
– De mitigar efectos, muy negativos. Esto no es como el termostato de casa, que abres las ventanas y se vuelve a enfriar. Los ciclos climáticos requieren de cientos de años, si no miles de años, para ir cambiando. Hay efectos que son totalmente irreversibles. Los único que podemos hacer es que no vayan a más. Por cada décima de grado que pasa los efectos no son lineales, son exponenciales.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Los libros vuelven a la Biblioteca Municipal de Santander
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.