Vaya, la nueva lavadora no se podía conectar porque el enchufe de la antigua era 'americano', de tres agujeros. ¿Enchufe americano en mi casa? Pues sí, aquí se queda el aparato (en mitad de la cocina), hasta que venga el electricista, agur.
Publicidad
Después de dos ... días de bricolaje en los que solo se habla en mi casa de enchufes, desagües y abrazaderas, emprendemos la operación Nuevo Colchón con Canapé-arcón. Dar con un sistema abatible hidráulico que me permita acceder al almacenaje sin partirme la espalda está costando. Vamos por el tercer 'viaje' del técnico que, aunque es recibido con alborozo por mi parte, él llega muy quejoso: «Brrrr, en esta calle no hay manera de aparcar». Le doy la razón y, si hubiera querido, hamaiketako.
Mi amiga Carmen también espera a un operario. Estamos en contacto continuo. ¿Te ha venido el tuyo?, nos preguntamos. El chaval jovencísimo que va a su casa nos da para hablar de filología. «Ha empleado la palabra 'ergo' dos veces y además en la frase correcta. He revisado la caldera, ergo… ya se puede usar». Pasmadas. Un término que nadie utiliza coloquialmente y además siendo tan chaval.
La tela del sofá iba a estar en el abanico de, vamos a redondear, entre 1.00 y 1.200. Qué casualidad, elijo la de protección avanzada anti-manchas, la más cara.
- Claro -resopla el tapicero- es que demás tiene moléculas anti-zarpazos de perros.
Publicidad
Ergo… dos ideas me bullen: por qué no estudié fontanería y qué bien quedaría un perro junto a mi sofá.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.