Vuelven las celebraciones navideñas

Este año, por fin juntos por Navidad

Tras dos años de restricciones sanitarias y con el coronavirus en un segundo plano, las familias se pueden reunir sin temores para festejar la Nochebuena y la Navidad

Sábado, 24 de diciembre 2022, 07:17

Estas fiestas navideñas son las del reencuentro tras dos años marcados por los protocolos antiCovid. Atrás quedan comidas con las ventanas abiertas que obligaban a abrigarse más de lo habitual, miedos de juntar a más de 6 personas en torno a una mesa en la ... que los comensales se les invitaba a quitarse la mascarilla solo en el momento de la ingesta, o de no poder quedar con los amigos en los tradicionales poteos previos a las grandes citas de finales de año.

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Del 'este año no toca' de 2020 al 'este año tampoco' de diciembre de 2021, por fin los guipuzocanos dicen 'este año sí'. Así que muchos han optado por volver a congregar a toda la familia en estas fechas señaladas, para que los recuerdos de las Navidades precedentes sean tan solo anécdotas de dos años malos en los que el coronavirus lo trastocaba todo.

Familia Azpiroz-Hidalgo | Todos juntos en un casa rural

«El año pasado, de quince solo pudieron llegar siete; este año todo es diferente»

Andrés y Tina mantienen la tradición navideña y este sábado volvieron a reunir a una docena de personas en Areso. Para la noche de este sábado serán quince. LOBO ALTUNA

«Nuestra casa de Donostia es grande, pero en estas fechas nos juntamos tantos que no entramos, así que desde hace unos años alquilamos una casa rural para estar todos cómodos», cuenta Andrés Azpiroz. Ese 'todos' alcanza las 15 personas para Nochebuena, «y algo más en Navidad, porque ya se apuntan cuñados, amigos... Este año somos 22». No es un número que les preocupe. «Hemos llegado a estar 27». Para este matrimonio donostiarra «lo fundamental es pasar este tiempo juntos y trasmitir a nuestros nietos lo importante que es mantener a la familia unida».

El año pasado tenían el mismo plan que este, habían cogido una casa rural en Areso y tenían toda la compra hecha para recibir a la familia. Hasta que empezaron las llamadas de teléfono. «Primero que dos hijos habían dado positivo, luego que se iban sumando los nietos. Hasta cinco», recuerda Andrés. «Entre los que estaban contagiados, los que estaban cuidando a los positivos y los que tenían miedo, nos quedamos en siete personas. Mi mujer y yo, y mi hijo que vive en Estados Unidos y vino con su familia y que no tenía otra alternativa», cuenta ahora con jocosidad. «Entonces no me hizo tanta gracia, era lo que tocaba, había que resignarse», dice.

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Estas fiestas «todo vuelve a la normalidad», por lo que su mujer y él ya se han encargado de las compras. «Entrantes y merluza para Nochebuena, cordero para Navidad. Y que no falte una buena variedad de turrones». Con tantos a la mesa han sido previsores y han ido con tiempo. Además, el matrimonio se adelanta a la llegada de toda la tropa y van algo antes a la casa rural. «Para ir preparando las cosas. Las hijas en cuanto terminan de trabajar vienen para aquí».

Si la cena y la comida son ajetreadas, más lo es la búsqueda de los regalos que deja Olentzero, «para todos, pero especialmente para los más pequeños». Andrés comenta que el carbonero es «juguetón» en Areso y sus nietos tienen que seguir varias pistas para hacerse con sus regalos. «Es un momento muy bonito», reconoce.

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«No hacemos nada especial», insiste. «Estos dos días están dedicados a nuestra familia. Para nosotros es importante trasmitir a los más pequeños la importancia del arraigo familiar. Dejarles con un buen recuerdo de estos días y que de mayores sigan juntándose».

En 2021: La mascarilla volvió a ser obligatoria en la calle y las farmacias no tenían más test

El 24 de 2021 volvió a ser obligatorio el uso de la mascarilla en la calle, los bares y restaurantes, con un aforo del 60% de su capacidad, tenían la obligación de cerrar a las 01.00 horas para evitar las aglomeraciones festivas al mismo tiempo que las farmacias colgaban avisos de que no disponían de más test de antígenos ante la fuerte demanda provocada por los contagios de coronavirus que provocaba interminables colas delante de sus puertas.

Familia Escalante-Arnáez | En el txoko, todo listo para estas fiestas

«Lo más importante estos días es poder estar todos juntos»

La familia Escalante-Arnáez brinda por las próximas fiestas vanideñas en su txoko de Beasain, donde ya tienen todo preparado. IÑIGO ROYO

Los más pequeños, Oihan, Xabat y Anartz, son los que más nerviosos están. Saben que si su comportamiento no es es del todo bueno todavía el Olentzero se puede repensar qué va a dejar en su casa. Su prima Laida, algo más mayor, está en ese aspecto más tranquila.

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La familia Escalante-Arnáez se cita en Nochebuena y Navidad en torno a la mesa de su txoko en Beasain. Llegan a poner hasta diez sillas. Este año lo único que cambia para ellos con respecto al anterior es «la sensación de mayor alegría», dice Gorka «con todo lo de la pandemia atrás». Aunque ellos no dejaron de reunirse por el Covid. «El año pasado estuvimos juntos, fuimos de los afortunados que no tuvieron sustos de última hora».

A los aitonas se les ve satisfechos de poder congregar a toda la familia. «Lo más importante es poder estar juntos en estas fechas», indica Hilario, el aitona, cuando se le pregunta por las nuevas costumbres que se van adoptando en lo que para algunos son vacaciones de diciembre. «Para ir de viaje ya está el resto del año, estos días son para estar en familia», asegura con firmeza, aunque luego añade un tímido «o eso pienso yo».

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Pese a ser muchos, y algunos más revoltosos que otros, no se complican en cuanto al menú de Nochebuena y Navidad. Gorka se encarga de las compras. «No me importa hacerlas. Voy directo a lo que quiero, sin complicaciones», dice. «Picoteo de jamón, croquetas, paté y langostinos», empieza. «Consomé y merluza en salsa o algún pescado para Nochebuena», continúa Marta, la ama. «Y ya mañana es el día del cordero o cochinillo», concluye. «No cambiamos ni ideamos nada diferente, nos gusta a todos y siempre es un acierto».

Lo que «no puede faltar» es la tradicional compota de manzana de la amona Lourdes. «Les encanta», reconoce con orgullo. «Hago de más porque alguno se lleva hasta tuppers enteros para más días», comenta entre las risas de la familia. «Además, es muy fácil de hacer, y yo le pongo de todo, ciruelas, pasas, orejones... Sigo la receta de mi madre y de mi suegra».

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En el txoko, cuando acaban las viandas, todo el mundo colabora para recoger, porque luego continúa la fiesta. «Sacamos algún juego de mesa o incluso montamos nuestra propia discoteca».

En 2021: Largas colas en los ambulatorios para pruebas PCR y cenas online con la familia

Más de 8.000 guipuzcoanos pasaron aislados por ser positivos la Navidad el año pasado. A ellos se sumaron sus contactos más estrechos en una cuantía sin determinar. Todos obligados a guardar cuarentena durante diez días sin contacto con otras personas de su entorno. La cepa Ómicron obligó a celebrar las fiestas a muchas familias a través del ordenador o solas. La imagen habitual eran largas colas ante los ambulatorios para hacerse una PCR.

María Kovalska | Ucraniana en Euskadi

«Es duro pasar este tiempo fuera de mi país, deseo que esto acabe»

Antton, Manoli y sus dos hijas han acogido en su casa de Hernani a María Kovalska, donde celebrarán las fiestas de Navidad. F. DE LA HERA

María Kovalska no podrá pasar la Navidad con los suyos. Sus padres están en la región ucraniana de Ivankiv, su hermano en Kiev. Para ella, cristiana ortodoxa, los días fuertes de estas fiestas son el 6 y 7 de enero, «aunque ahora esa última fecha a lo mejor no se festeja porque tiene relación con temas soviéticos».

Esta Navidad «tan diferente» la pasará con quienes nada más empezar la guerra le tendieron la mano: Manoli, Antton y sus dos hijas Mirari e Irune, su familia de Hernani. Ellos la acogían durante los veranos. «Soy una de las niñas de Chernobil, la primera vez que llegué aquí tenía 6 años, la última vez que pasé el verano con ellos fue en 2013», recuerda.

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El estallido de la guerra le pilló con su familia de vacaciones en Egipto. «Mi familia de Hernani enseguida me dijo que viniéramos a su casa». Así lo hicieron, «el 6 de marzo estábamos aquí», relata. Sus padres y su hermano decidieron regresar a Ucrania, ella se quedó. «Ahora estoy mejor, pero me ha costado adaptarme». Intenta contactar con ellos con frecuencia, «aunque no siempre» se puede. Dice que la zona donde viven sus padres «es tranquila», pero sufre por su hermano en la capital. «Allí las cosas no están nada bien», por lo que su preocupación es constante.

Desde agosto trabaja de camarera en el Gandarias. «Estoy contenta», sintetiza tras confesar que le ha costado asimilar tanto cambio en su vida en los últimos meses. «La vida aquí la hacéis más rápida. Estoy bien, pero quiero volver a mi casa».

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Esta noche y Navidad las pasará con «mi familia de aquí» y todavía no sabe muy bien cuáles son las costumbres. «No tengo muy claro qué es lo que se hace», admite. «Al principio pensaba pasar estos dos días sola y ya Nochevieja con unos amigos», explica. «Manoli y Antton no me han dejado. Somos vecinos y ya me dijeron que no podía quedarme sola en unas fechas tan señaladas».

María reconoce que «es muy duro pasar estas fiestas lejos de los suyos». Tenía pensado ir por estas fechas a su país, «pero ahora no puede ser, voy a intentarlo en febrero, que además es mi cumpleaños. Quiero ir a mi pueblo». En su mente solo hay un deseo, «que en Ucrania ya esté todo bien, que todo esto acabe, quiero saber que mi familia está bien».

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