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No puedo ocultar el cabreo que me he pillado con la coronación de Carlos III. El grotesco ceremonial ha superado todas mis expectativas. Mejor si los Windsor estuvieran calladitos. Para que te quejes del emérito, tío. Soy poco servil con las dinastías y los linajes. ... El único linaje que respeto es el de la inteligencia. En resumen, aborrezco la prosapia aristocrática convertida en el nuevo opio del pueblo. Pero esto no significa que mi credo político escore hacia la izquierda. Ni de coña. Antes muerta que sencilla. Me caen fatal los Windsor pero, aun así, antes tomaría el té con la insípida Camila, que con un totalitario social-comunista.

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