La Gipuzkoa que pudo ser
Proyectos olvidados ·
Repaso de un puñado de obras que pudieron transformar el paisaje de nuestro territorioProyectos olvidados ·
Repaso de un puñado de obras que pudieron transformar el paisaje de nuestro territorioMikel Madinabeitia e Iñigo Puerta
San Sebastián
Viernes, 17 de junio 2022
La Gipuzkoa que conocemos hoy en día bien podía ser de otra forma si hubiesen salido adelante algunos proyectos ya enterrados. Bien por falta de apoyo político o social, bien por su excesivo coste o, simplemente, porque nuestro territorio no estaba preparado, lo cierto es ... que en los despachos de los altos mandos han estado sobre la mesa algunas obras que pudieron transformar el paisaje de arriba abajo.
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Por ejemplo, ¿saben que Zumaia pudo albergar un circuito de Fórmula 1? ¿Y que en Zarautz se pudo construir un centro vanguardista de artes escénicas? ¿Se imagina subiendo en teleférico a Igeldo? Todos estos ejemplos estuvieron sobre un mapa. Quizá su memoria recuerde algunos de estos citados o le vengan a la cabeza otros aún más rocambolescos. En este artículo repasaremos cinco obras que en su día estuvieron sobre la mesa y que ahora, años después, están guardados en un cajón.
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Es uno de los proyectos más impresionantes y sorprendentes que tuvo Gipuzkoa. Además, seguramente solo los que peinen canas se acordarán... En el término municipal de Zumaia, En el terreno donde hoy se ubica el polígono industrial Jose Mari Korta, al lado del restaurante Bedua y la curva de la autopista AP-8 (donde se ubica el radar que más multa de Euskadi), se pudo haber construido ¡un circuito de Fórmula 1 en Zumaia! ¿Se imaginan a Alain Prost, Ayrton Senna, Michael Schumacher o Fernando Alonso tomando las curvas a 280 km/h en la curva del restaurante Bedua?
El circuito contaría con 650.000 metros cuadrados, de los cuales 380.000 serían la superficie de las pistas. Su longitud sería de 4.400 metros. Este medio relató el 29 de septiembre de 1983 la rueda de prensa celebrada la víspera en San Sebastián, donde se ofrecieron las claves de aquel proyecto. Y los números sorprenden: tribuna principal con capacidad de hasta 36.000 espectadores, tribuna lateral con 26.000 espectadores, tribunas de pelousse con capacidad para 80.000 espectadores, una pista de karting nacional, tres helipuertos, aparcamiento con aforo de hasta 50.000 vehículos, camping para 30.000 personas... Para más detalles, lean la entrevista con nuestro excompañero Pedro Soroeta, jefe de Deportes de esta casa durante muchos años y testigo directo de aquel proyecto.
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Zarautz cuenta con dos proyectos que habrían revolucionado la localidad costera: un centro de artes escénicas y un museo. Según informa el corresponsal Antxon Etxeberria, en la zona de Salberdin, junto al convento de Santa Clara, se iba a construir un centro vanguardista de artes escénicas, conocido como policultural, del famoso y mundialmente renombrado arquitecto austriaco Wolf Prix. El anteproyecto estaba redactado y como fecha para su finalización se barajaba el verano del 2012. Sin embargo no salió adelante por falta de financiación, ya que no hubo manera de costear esta obra que iba a costar 21 millones de euros. La idea era construir una sala para 600 espectadores, espacios para exposiciones, escuela de música y salas polivalentes, y un espacio exterior que también pudiera utilizarse como auditorio y plaza pública
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En lo que respecta a Mollarri (el cargadero donde iba a parar todo el mineral extraído de las minas de Asteasu), fue una de las primeras gestiones que realizó el entonces concejal del Partido Popular en Zarautz Rafa Olaizola (que conocía a un miembro del gabinete de Aznar), allá por el año 2000. El Gobierno central destinó 100 millones de las antiguas pesetas a rehabilitar el cargadero y a construir un museo de interpretación», recuerda Rafa.
La ejecución tardó unos 10 años y su inauguración fue en 2011. El centro de interpretación que se abrió coincidiendo con la rehabilitación de toda la zona sigue allí, aunque nunca llegó a funcionar, más que para alguna esporádica exposición de arte.
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A finales de los 90, comenzó a gestarse en Irun un proyecto que se consideró estratégico: el parque y canal artificial de aguas bravas de Osinbiribil. Situado en un ámbito de casi 100.000 metros cuadrados, entre la variante y el río Bidasoa y entre las desembocaduras de la regata de Artia y el canal de Dunboa, la instalación albergaría un Centro de Tecnificación de piragüismo referente en el Estado. El presupuesto, calculado todavía en pesetas, se elevaba a 560 millones, informa María José Atienza.
El proyecto fue secundado por todos los grupos municipales y contó con el compromiso de apoyo económico de la Diputación, el Gobierno Vasco y el Gobierno central. En 2001, el entonces alcalde, Alberto Buen y la consejera de Cultura, Mari Carmen Garmendia, firmaron un convenio de colaboración para la construcción de la infraestructura deportiva. Sin embargo, el proyecto iba a encontrarse con la oposición de la consejería de Medio Ambiente. Entre 2002 y 2005, el documento realizó cuatro viajes de ida y vuelta Irun-Vitoria, para ajustarse a las modificaciones exigidas, con la esperanza de recibir un visto bueno que nunca llegó.
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En enero de 2006, el Ayuntamiento recibió la Declaración de Impacto Medioambiental, en la que la instalación quedaba rechazada por considerarla incompatible con el Plan Especial de Protección de la Bahía de Txingudi. El Ayuntamiento interpuso recurso de alzada, que no fue admitido a trámite y decidió llevar su demanda por vía judicial. En octubre de 2008, el TSJPV declaró conforme a derecho el informe de la consejería de Medio Ambiente y el proyecto quedó finalmente descartado. Con ello quedó enterrada la opción de que entrenaran en sus instalaciones deportistas como Maialen Chourraut, Iñigo Peña, Ander Elosegi...
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La retirada de financiación frenó la realización de viviendas en Eibar, en la zona de Bolingua. En principio iban a levantarse 209 viviendas, incluso algunas de ellas estaban vendidas, informa Alberto Echaluce. Pero la crisis económica de la pandemia dejó atrás muchos sueños y proyectos. La entrega de las viviendas iba a tener lugar este año. Este proyecto era promovido por Igsa Inmuebles, financiado por la Caja Laboral Popular y comercializado por Inmobiliaria de Orio. La entidad financiera decidió retirarse de este proyecto y la promotora descartó llevar a cabo las viviendas proyectadas. Dichos promotores, con el respaldo de la entidad, se habían hecho con un total de 31.000 metros cuadrados, entre el vial de Arane y la autopista, para llevar a cabo una gran urbanización.
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En total, la edificación de Bolingua iba a edificar unidades residenciales sobre 5.000 metros cuadrados. El resto de superficie de este proyecto, en total 26.000 metros cuadrados, se destinaban a la zona pública que se integra en el ámbito urbano de Eibar. La apertura de una tienda urbana significaba el inicio de la comercialización de viviendas. Pese a que se habían realizado algunas ventas, al final se descartó. En esta operación estaba previsto levantar 114 VPO que iban a ser gestionadas por la sociedad pública del Gobierno Vasco, Visesa, en base a las personas demandantes que cumplían los requisitos establecidos por esta sociedad. Junto a ello, la operación se iba a financiar con 95 viviendas libres, junto a una amplia zona de esparcimiento y garajes.
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Donostia presenta, al ser la capital, el mayor número de proyectos que quedaron en eso. En agua de borrajas. Algunos tienen muchos años de historia pero siguen sorprendiendo como el primer día. Por ejemplo, mucha gente ha subido a Igeldo en funicular, pero ¿se imagina hacerlo en teleférico sobrevolando el marco incomparable? Pues estuvo sobre la mesa... Como estuvo sobre la mesa poder acceder a Urgull en funicular. Era 1950 cuando el ingeniero Luciano Abrisqueta se encontró con la firme oposición municipal, tal y como relata nuestro compañero Mikel G. Gurpegui en la sección de este periódico 'La calle de la memoria'. De haber salido adelante, los 'montes' donostiarras habrían tenido maquinaria, pues en Ulía existió un teleférico a comienzos del siglo XX. Y de Urgull a Igeldo habría que pasar también por la isla de Santa Clara...
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Muy cerca, en Ondarreta, se planeó edificar seis torres de 25 pisos de altura y capacidad para 10.000 personas. Era mediados de la década de los sesenta del siglo pasado, en pleno 'boom' del urbanismo que triunfaba en otros lares como Benidorm o Torremolinos. Finalmente, el proyecto no salió adelante y en esa zona hoy en día se juega con la raqueta o se toma, simplemente, una copa.
Textos: Mikel Madinabeitia, María José Atienza, Antxon Etxeberria y Alberto Echaluce.
Narrativa visual: Iñigo Puerta.
Fotografías Félix Morquecho y Borja Luna.
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