Pueblos invictos frente al coronavirus
Sin positivos ·
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16 localidades de Gipuzkoa han logrado, de momento, zafarse del Covid-19 y esquivar sus contagiosHa transcurrido más de un mes desde que se decretara el estado de alarma y durante este tiempo vecinos de algunas localidades de Gipuzkoa han ido viendo cómo la sombra negra del coronavirus se expande y acerca cada vez más y más, mientras pueblos anexos se incorporan a ese listado que se actualiza a diario con el número de positivos en Covid-19. De hecho, a comienzos de semana eran 20 los municipios guipuzcoanos que habían logrado esquivar el temido virus, pero al cierre de esta edición ya habían 'caído' otros cuatro.
Por el momento, el territorio guipuzcoano cuenta con 16 localidades libres de coronavirus: Leintz-Gatzaga, Zerain, Gabiria, Beizama, Errezil, Larraul, Abaltzisketa, Gaintza, Orendain, Ikaztegieta, Baliarrain, Aitzaga, Orexa, Gaztelu, Elduain y Berrobi.
Los vecinos lo achacan a la «suerte», a la baja densidad de población -todos tienen menos de 600 habitantes- y a que las viviendas unifamiliares con terreno están más que presentes. Esto contribuye además a que el confinamiento en la vivienda no sea tan claustrofóbico «como en un piso» y la necesidad de salir a zonas de riesgo sea menor. Si en algo coinciden varios de ellos es que «estamos más acostumbrados a arreglarnos con lo que hay casa».
Menos de 200 habitantes: Orexa (123), Gaintza (128), Baliarrain (138), Beizama (143), Gaztelu (152) y Aitzaga (183).
Entre 200-300 habitantes: Orendain (218), Leintz-Gatzaga (231), Elduain (250), Zerain (259), Larraul (251), Abaltzisketa (333), Gabiria (488), Ikaztegieta (498).
Más de 500 habitantes: Errezil (585), Berrobi (603).
Jon Sasiain es de Leintz-Gatzaga de toda la vida. Tanto, que nació en el mismo caserío en el que hoy está confinado con su mujer, en un caserón a dos kilómetros del núcleo urbano de la localidad. Tiene la carretera muy cerca de casa, pero el poco tráfico de estos días le permite disfrutar de un silencio «que se agradece y mucho».
A su alrededor, aunque a cierta distancia, se cuentan unos doce caseríos y según sale por la puerta tiene una huerta hermosa, un invernadero y tres chabolas para los perros, por lo que toda esta situación la está llevando con cierto optimismo.
«No vamos a grandes superficies a hacer la compra y eso seguro que contribuye», comenta este hombre de 58 años, que además de trabajar por las tardes en una empresa en Oñati, es uno de los cinco concejales del Ayuntamiento de Leintz-Gatzaga. El pescado, la fruta y la verdura, la compran los jueves y los viernes en la plaza, que el consistorio desinfecta previamente «en previsión de que se va a aglomerar gente».
Mikel Ibañez es tolosarra de nacimiento, pero lleva algo más de una década viviendo en Orendain, otra de las localidades que no han recibido la visita del Covid-19, «supongo que porque estamos más aislados y además aquí más del 90% de las viviendas son villas o caseríos».
Eneko maioz, alcalde de orexa
jon sasiain, leintz-gatzaga
Su casa tiene un jardín que le sirve a su familia de válvula de escape para tomar el aire. Este profesor de inglés no descarta que tarde o temprano se registre algún caso, pero reconoce que reducir la exposición a zonas de riesgo «como supermercados, seguro que contribuye». «Salgo a la compra cada semana y media o dos semanas, el pan lo compro en Alegi y luego lo congelo, y los martes viene el frutero al que le cojo frutas y verduras».
Desde su casa ve el Txindoki. También la iglesia y la plaza, completamente vacías. Pero más allá de las vistas, que también, uno de los mejores momentos del día, sobre todo para su hijo de tres años, es cuando pasa por delante, cada tarde a las seis, el vecino encargado de dar de comer a unos caballos del pueblo. Aprovechan para cruzar unas palabras y ver caras nuevas, eso sí, tras la puerta y con distancia. Porque el resto del día, tanto Mikel como su mujer, ambos profesores, intentan que sus alumnos no pierdan el curso. «Doy clase en Ermua a alumnos de 4 a 12 años», cuenta Mikel. Pero la falta de internet en muchos hogares de esta localidad vizcaína ha llevado a buscar una solución para que esos estudiantes no pierdan el curso. «Tenemos una web en el cole donde colgamos los trabajos y luego el Ayuntamiento los llevan impresos casa por casa».
Miren Orbegozo también es tolosarra aunque desde hace casi dos décadas reside en Ikaztegieta. Esta localidad de 498 habitantes también ha conseguido esquivar al virus por el momento, y «¡vaya suerte!», exclama esta profesora de 52 años que da clase en Ordizia. La falta de test a los casos leves hace pensar de primeras que quizás algún vecino lo haya podido pasar, «pero por lo poco que he hablado con la gente, no tenemos constancia de nadie que haya estado enfermo o con síntomas».
Miren orbegozo, ikaztegieta
mikel ibañez, orendain
En el pueblo solo sale hasta la zona del puente donde el Ayuntamiento ha puesto un contenedor para el rechazo durante el estado de alarma, aunque cada dos días se acerca a Tolosa para ayudar a su madre. Entre otras cosas, le lleva la compra, y aprovecha para hacer la suya también. «No me hace mucha gracia, porque no sabes quién ha tocado los productos», y además reconoce que tiene pendiente hacer visita al Ostatu del pueblo, que abre unas pocas horas al día, «y aunque tiene lo justo, hay que hacerle gasto para poder mantenerlo».
Orexa tiene el título de ser el pueblo con menos habitantes de Gipuzkoa, 123 según datos de 2019 y eso, a la fuerza, unido a «la obviedad de que estamos más aislados» tiene que contribuir a reducir la probabilidad de contagio, defiende su alcalde, Eneko Maioz.
El ambiente que se respira en esta localidad guipuzcoana es de un silencio sepulcral y ni un alma por la calle. Pero la actitud de los vecinos, según señala Maioz, es de absoluta serenidad. «La gente está tranquila, resignada, pero aceptando bien la situación». Desde el inicio optó por llevarse a casa todo lo necesario para gestionar la localidad sin necesidad de acudir al Ayuntamiento y así es como están operando. «Desde el principio mantenemos contacto y al ser pocos la comunicación con los vecinos es muy fluida».
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Ángel López | San Sebastián e Izania Ollo | San Sebastián
Fermín Apezteguia y Josemi Benítez
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