La incertidumbre de saber si podrá subir o bajar del autobús con tranquilidad acompaña al urretxuarra Miguel Ángel Gómez en el viaje que realiza cada día entre Arrasate y Zumarraga. A sus 63 años, ha logrado superar importantes barreras frente a la parálisis cerebral que ... padece. Llegó a participar en los Juegos Paralímpicos de Atlanta en la especialidad de boccia, de la que también es campeón de Gipuzkoa y de Euskadi. En 2014 tomó parte en un proyecto piloto que posibilita a las personas con diversidad funcional comunicarse con su entorno mediante un software y una tablet. A ello se unen otros muchos logros personales. Sin embargo, diariamente afronta un obstáculo al que intenta dar voz con insistencia con el objetivo de que más pronto que tarde desaparezca.
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Vive en Arrasate, en una residencia de Aspace junto a otros 21 compañeros, pero cada mañana acude al Centro de Día que la misma Aspace tiene en Urretxu. Lleva doce años realizando este trayecto en el autobús interurbano de Lurraldebus, cuya flota es actualmente gestionada por la empresa Avanza. En estos momentos circulan dos modelos de autobuses preparados para permitir la accesibilidad de personas con movilidad reducida. Unos están dotados de una plataforma manual para entrar y salir del vehículo. El resto funciona mediante una rampa hidráulica.
Estos últimos son un verdadero quebradero de cabeza para Miguel Ángel, que llega a quedarse entre una y dos veces por semana 'tirado' en la parada o sin poder bajar del autobús en el que se encuentra viajando por el fallo de la rampa. Lleva ya muchos años sufriendo esta situación.
«Cada vez que me pasa pongo una queja en Lurraldebus, llamo por teléfono o mando un correo electrónico. Alguna vez me han contestado que procurarían mejorar la situación, pero seguimos igual», se queja Miguel Ángel. «Los autobuses que tienen plataforma manual no suponen ningún problema, así que propusimos una serie de horas concretas en las que se garantizara este modelo de autobuses para poder viajar tranquilo. Pese a realizarse el intento, finalmente no cuajó», añade.
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Miguel Ángel se está planteando llevar su caso al Ararteko para poder encontrar una solución definitiva a esta situación. «Me lo estoy pensando, porque verte ante este problema día sí y día también harta mucho. Estamos hablando de un servicio de transporte público. Para mí el problema acabará el año que viene, cuando vaya a vivir a la residencia de Aspace que se está construyendo en Pagoeta de Urretxu, pero hay muchas otras personas en mi misma situación y no se lo merecen. Ya es hora de que podamos viajar en autobús tranquilos y sin obstáculos».
El «mal mantenimiento del mecanismo» es la causa de los continuos fallos de la rampa, considera este urretxuarra. «A veces no baja, otras se queda a medio camino, lo suficiente para convertirse en todo un obstáculo para mí», dice. «Si ocurre cuando voy a subirme al autobús, me supone tener que quedarme en tierra y esperar media hora más en la parada hasta que llegue el siguiente. Si sucede cuando voy a bajar es peor, porque el conductor llama al mecánico y hasta que venga a solucionar el problema tengo que permanecer montado haciendo el itinerario con el resto de pasajeros. Alguna vez me ha tocado esperar hasta una hora, otras veces se solventa en quince minutos», asegura.
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El peor momento es por la tarde, cuando regresa a su hogar. «En una semana me puede llegar a pasar una o dos veces», afirma. El pasado 7 de marzo acudió con sus compañeros de Aspace a instalar un puesto en la Feria de las Oportunidades celebrada en Zumarraga por la asociación Bi-Tartean y acabaron más tarde de lo habitual. «Fui a coger el autobús de las 20.25 horas para volver a Arrasate, pero no me pude montar por culpa de la rampa hidráulica y tuve que esperar hasta las nueve de la noche para coger otro», recuerda Miguel Ángel, que en algunas ocasiones prefiere no montar en el autobús. «Ha llegado un momento en el que si el autobús tiene rampa hidráulica decido no subirme y esperar al próximo, ya que supone una gran tensión montarte sin saber si podrás bajar», explica.
Lurraldebus admite que «hay detectado un fallo en el sistema de funcionamiento de la rampa de uno de los autobuses» de Avanza, y asegura que «en cuanto hubo conocimiento de esa avería, se procedió a descubrir cuál era su origen y corregirla». De hecho, la concesionaria «está a la espera de recibir la pieza necesaria para arreglar el mecanismo». El operador de transporte interurbano por carretera dependiente de la Diputación subraya que «es una avería concreta en un autobús» y que «se intenta que este vehículo esté de reserva y no sea utilizado, pero el aumento de usuarios y la necesidad de reforzar servicios lleva a que muchos días haya que recurrir a este vehículo». Lurraldebus recuerda en todo caso que «en las paradas hay un número de teléfono al que los usuarios pueden llamar para advertir de cualquier incidencia y reclamar que el siguiente vehículo responda a sus necesidades». Respecto a las incidencias relacionadas con rampas, apunta que «se han efectuado cuatro inspecciones en los últimos 9 meses y se ha urgido a Avanza a corregir los fallos detectados. Es un tema sobre el que estamos muy encima, pero nadie escapa a que un día se pueda producir una avería».
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