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El incremento de casos de dengue en Perú tiene al país en vilo. En septiembre de 2024 se detectaron 400 casos a la semana, y en enero, la cifra ha ascendido hasta 1.800. En los primeros quince días del año 2025 se han reportado 3.247 casos de la infección vírica en el país sudamericano, que se transmite de mosquitos a personas. Una de las regiones más afectadas de Perú, considerada de alto riesgo, es Piura, donde el Ministerio de Salud del país ha puesto en marcha un programa de vacunación piloto. Pero no es suficiente. La prevención es clave. Y han sido los alumnos de segundo del ciclo formativo de 'Fabricación de Productos Farmacéuticos, Biotecnológicos y Afines' del centro público de formación Don Bosco quienes han aportado su grano de arena al elaborar un repelente de mosquitos con el que combatir esta epidemia en la región de Alto Piura.
3.247 casos de dengue se han detectado en los primeros quince días de 2025 en Perú; en septiembre de 2024 se registraron, de media, 400 casos por semana.
El proyecto se ha llevado a cabo dentro de la metodología de retos, y su elaboración y resultado ha llenado de «orgullo» a los alumnos implicados, pues han podido «ayudar a una comunidad que está siendo afectada por un problema grave» como es la epidemia de dengue, que no para de crecer: en 2024 se superaron los 280.000 casos de esta infección en Perú. Pero para poder elaborar el producto, primero fue necesario contextualizar e informarse acerca de «cómo se transmiten las enfermedades por picadura de mosquito, la importancia de repelerlos y la situación que tienen allí», explican Idoia Lasa, Nerea Basterra y Eider Goienetxea, tres de las guipuzcoanas que han elaborado el antimosquitos. Divididos por grupos, el alumnado presentó distintas propuestas: Hay quienes lo hicieron en formato roll-on, con aplicador de bola, otros en espray y algunos en crema. Pero por lo general, los repelentes eran similares entre sí, pues «la mayoría de ingredientes activos utilizados han sido aceites esenciales», señalan las alumnas. En su caso, Lasa, Basterra y Goienetxea elaboraron, junto con otra compañera, el antimosquitos en formato roll-on con tres simples componentes: «Citronela, eucalipto y aceite de almendras».
Para obtener el resultado, primero «preparamos una fase oleosa, después una fase acuosa, las añadimos y una vez mezcladas las vertimos al bote para usar el repelente», detallan a la vez que enfatizan que, «gracias al formato roll-on, con la bola metálica, su aplicación es fácil además que eficaz».
De todas las propuestas presentadas, la clase se puso de acuerdo, seleccionó una de las fórmulas y pudieron producirla, esta vez, a gran escala. Así, a día de hoy, el repelente escogido por los alumnos de segundo de este ciclo, perteneciente al departamento de Química de Don Bosco, se encuentra embotellado y hasta etiquetado. 'Loción repelente de mosquitos', 'Eltxoen lozio uxagarria', reza la etiqueta. El único inconveniente es que «para poder utilizar un producto de este tipo, hay que registrarlo. Y nosotros no somos una farmacéutica, no tenemos productos registrados», advierte Ane Lazkano, una de las profesoras del ciclo que ha acompañado a los alumnos en la elaboración de este repelente.
Por eso mismo no se podrá mandar el antimosquitos a Perú. Pero hay algo mucho más importante que sí se les puede hacer llegar. Y no hace falta ni avión ni transportistas. «Nos parecía muy importante que todo ese conocimiento que íbamos a generar les llegara de alguna manera». Así, los alumnos fabricaron otra fórmula, hecha a base de materias primas que se pudieran encontrar en Perú «para que puedan recrearlo. Por ejemplo, allí no tienen citronela, pero tienen aruda, que tiene el mismo efecto, esto es, el de repeler a los mosquitos».
De esta manera, el proyecto solidario llevado en colaboración con las ONG Egoaizia y Zabalketa, llegó hasta los oídos del director del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) de Perú. Los alumnos pudieron conversar con él por videollamada «para que les aclarara todas las dudas que pudieran tener acerca de las materias primas de las que disponen allí, qué instalaciones y recursos tienen... para así, plantear una alternativa u otra en base a sus medios». Mientras, el director de CIPCA «nos pidió por favor, a ver si podíamos recopilar toda la información de cada grupo, las presentaciones que han utilizado, el prospecto elaborado, las fotos de los productos y demás para que él lo viera todo y le llegara, porque le pareció muy interesante», cuentan contentas las alumnas así como su profesora. «Además de interesante es muy beneficioso para ellos y, sobre todo, muy necesario también».
Además del propio repelente, el alumnado también trabajó en llevar a cabo una campaña de comunicación que complementara el producto, ya que tan importante como la prevención es la «información. Hay casos en los que la propia población no sabe ni es consciente de cómo se da la transmisión, y estas campañas que han elaborado sirven tanto para mejorar su conocimiento acerca de la infección como para tratar de prevenir el problema», añade Lazkano. «Cuando se trabaja de cara a un reto real, y encima para una buena causa solidaria, se trabaja con más motivación», finalizan las alumnas.
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