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Arantxa Aldaz
Viernes, 7 de febrero 2020, 06:39
El nerviosismo se apoderó de los testigos del desprendimiento ayer en la autopista. «Que no haya atrapados», rogaba en voz alta un conductor mientras ... grababa con su móvil la pared de tierra, troncos y ramas que había caído unos metros delante de su coche. La escena sobrecogía. Sobre todo pensando en que pudiera haber alguien sepultado, como finalmente ocurrió.
«El desprendimiento es enorme», describía un conductor donostiarra que regresaba de Bilbao cuando se encontró con el tráfico parado y a escasa distancia un muro de tierra que tapó los cuatro carriles de la autopista y también la variante de Eibar, que discurre en paralelo. «Lo primero que hemos temido es que hubiera atrapado a gente en sus coches, pero al menos los que circulaban en dirección Donostia dicen que han podido ver que no había en ese momento nadie circulando en el tramo afectado», relató esta persona.
«Ha sido terrible», contaba otro conductor que vio cómo el deslizamiento de tierra rompió el quitamiedos de la carretera y este quedó moviéndose «como un látigo», de la fuerza con la que la tierra había impactado. «El suelo ha temblado», añadía otro chófer. Tres camioneros asturianos que circulaban en dirección a Bilbao pudieron frenar a tiempo. «Íbamos despacio porque delante nuestro teníamos a una grúa de transporte especial que llevaba un autobús averiado».
Las primeras informaciones que empezaron pronto a correr a pie de autopista ya hacían mirar a lo alto de la ladera, donde se encuentra una escombrera, el lugar donde se originó el derrumbe. «Dicen que igual hay algún trabajador atrapado. Hemos escuchado a un bombero decir que estaban buscando a alguien», contaba otro testigo antes de tener ninguna confirmación oficial.
Que algo grave había ocurrido lo sospechó rápidamente Iosu, un vecino de Irun que a la hora en que se produjo el desprendimiento, pasadas las cuatro de la tarde, se dirigía a Eibar donde tenía una reunión con un cliente. «Justo estábamos entrando a Eibar cuando una patrulla de la Ertzaintza se puso por delante y a nuestro lado, un vehículo de la Diputación». Y en cuestión de segundos, «el caos de sirenas, ambulancias, patrullas... Y no sabíamos qué había pasado». La principal preocupación fue el rescate. Pero también se desplegaron medios para intentar reordenar el tráfico por vías secundarias desde Durango y Eibar. A los coches y camiones que se quedaron en la autopista sin poder continuar su trayecto, los lograron sacar dando marcha atrás. «Se veían coches en sentido contrario y los camiones, que no podían girar porque no tenían espacio suficiente, iban marcha atrás».
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