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EIDER GÓMEZ
San Sebastián
Lunes, 12 de abril 2021, 06:48
Aunque en países occidentales poco a poco se acepte y se consigan los mismos derechos para todos por igual, en países como Malawi la homosexualidad sigue siendo un factor de discriminación. La homosexualidad no se entiende y menos la transexualidad. Para lo malauíes esto ... es algo del 'extranjero', no conciben las relaciones entre personas del mismo sexo, generalmente, son consideradas inmorales por las normas culturales y las ideologías religiosas, y en general los malauíes no son tolerantes con las opciones no heterosexuales. Una situación que a ojos de Alaitz Saizar, voluntaria en Malawi, que está creando una nueva asociación junto con sus compañeros, también voluntarios en el país africano, para crear un espacio seguro para personas del colectivo LGTBIQ+, para que aquellos que se encuentren delante de un problema tengan un lugar a dónde ir.
Los datos ofrecidos por Afrobarometer-Malawi muestran que el 94% de los malauíes dijeron que no les gustaría tener un vecino homosexual. Asimismo, casi nueve de cada diez encuestados (89%) dijeron que no aceptarían a un hombre gay en su familia y casi tres cuartas partes dijeron que los hombres homosexuales no deberían ser aceptados en las culturas malauíes ni participar en las tradiciones de ese país.
Cuando se les preguntó si se debería alentar a las comunidades a proteger a los homosexuales, más de dos tercios de los malauíes dijeron que no. Según otro de los estudios realizados, el 66% de las personas LGTBIQ+ en Malawi han sido acosadas o insultadas verbalmente debido a su orientación sexual o identidad de género, el 41% ha sido agredido físicamente y el 42% ha sufrido violencia sexual.
encuesta
El deseo de mejorar la situación de las personas más necesitadas llevó a esta joven de Pasaia a África y tras diversas experiencias en países como Uganda o Kenia, vio que necesitaban voluntarios de larga duración en Malawi, pero la llegada del Covid-19 en marzo de pasado año no le permitió viajar. Fue en septiembre cuando se adentró en el proyecto de ayuda a personas con albinismo en el país. En ese momento vio la oportunidad de abrir un centro de apoyo al colectivo LGTBIQ+ , que estaba siendo promovido por las malauíes del colectivo. Ahí empezó a ver que realmente los problemas que tenían las personas del colectivo en el país. «Sufren prejuicios, discriminación, rechazo, estigma y violencia basados en su orientación sexual y / o identidad de género», aclara Alaitz. La identidad de género es otro de los grandes dilemas morales que acecha a la sociedad de este país, debido a que el transexualismo está considerado como ilegal, ni tampoco cambiarse de género, ya que lo tachan de enfermedad. Además, la homosexualidad está penada con 5 años de prisión para las mujeres y 14 años para los hombres.
Este debate comenzó en el 2014, cuando una pareja homosexual hizo públicos sus votos matrimoniales. Fueron golpeado s y encarcelados. El caso con gran eco a nivel mundial, hizo que el gobierno malauí desencarcelara a la pareja. Posteriormente se exiliaron en Sudáfrica.
Escuchó varios casos que le llevaron a seguir ayudando y actuando en favor de estas personas. En esas historias se narra la situación de las familias en el momento que se enteran de que sus hijos, supuestamente, son homosexuales. Son expulsados de sus domicilios, amenazados y, en otras ocasiones, son despedidos de sus trabajos.
La población de Malawi subsiste con lo que ganan el mismo día, de hecho, es considerado como uno de los países más pobres del mundo, de ahí que afirme que hay personas que no quieren 'salir del armario' por miedo a no trabajar. «Queremos ayudarles a buscar empleo. Entendemos que mucha gente aquí no 'sale del armario' porque no tiene estabilidad económica. Tienen miedo de ser despedidos de su casa o del trabajo», afirma Alaitz. La obtención de un puesto de trabajo para esas personas es casi imposible, por lo que buscan crear trabajos 'LGTBI Friendly' y hacer una lista donde los miembros del colectivo no sean despedidos.
perseguidos
Actualmente se está realizando un crowdfunding para obtener dinero que les permita sacar adelante el proyecto. Buscan otros tipos de formas de financiarse, generando eventos con «la intención de crear una pequeña empresa a medio plazo, ya que vivir de las ayudas económicas no es sostenible».
Las llegadas en patera de migrantes a España en 2020 fueron 40.106, más de la mitad de ellas (23.023) a Canarias, lo que supone la segunda mayor cifra contabilizada en los últimos veinte años, según los datos registrados por el Ministerio del Interior. Por contra, las 1.755 entradas de forma irregular registradas en las fronteras terrestres de Ceuta y Melilla, sitúan a 2020 entre los cinco años con menor número de llegadas por esta vía.
La pandemia ha marcado las cifras del año pasado en todas las estadísticas, incluidas las de inmigración irregular en el país. De hecho, en septiembre, octubre y noviembre se registró un aumento considerable en este registro, llegándose a hablar de una crisis similar a la de 2006, conocida como la 'crisis de los cayucos'. Entonces, hubo 39.180 llegadas a España por vía marítima, 926 menos que los contabilizados en 2020. La cifra recogida el año pasado, los sitúa como el segundo en el ranking de años con más entradas por esta vía, sólo por detrás de 2018, cuando se contabilizaron 57.498 y, por delante del ya mencionado 2006. El siguiente año es 2019, ya con 26.168.
Mientras, la entrada de inmigrantes de forma ilegal a través de las fronteras terrestres de Ceuta y Melilla, colocan a 2020 entre los años con menos llegadas por esta vía. En total, se registraron 1.755 migrantes, frente a los más de 6.000 que se habían contabilizado un año antes. En este caso, las cifras más altas se registraron en los años 2015 y 2014, cuando se registraron 11.624 y 7.485 personas, respectivamente.
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