El maestro Salvador Galindo me llevó dos días en su coche por las sierras de Oaxaca (México) para visitar las comunidades más remotas. En Chontecomatlán conocimos a don Hilarino, un agricultor que se compró un teléfono móvil en un valle sin cobertura: lo usaba para ... grabar frases en chontal, su idioma en peligro de extinción. En Ixcatlán, don Gregorio nos enseñó que jaguar se dice 'uxandu xje' y que abuelo es 'namitsi' en ixcateco, la lengua que ya solo hablaban siete personas. Luego el maestro Galindo me propuso un rodeo para visitar Yatzachi: «Es un pueblo fantasma», me dijo. «Allá vive mi mamá».
Publicidad
Yatzachi era un pueblo grande en el borde de unos barrancos boscosos, casi vacío por la emigración a los Estados Unidos. Doña Rebeca, la mamá de Salvador, no quería abandonarlo. Fue profesora de escuelitas indígenas en las sierras toda la vida. En Yatzachi ya no había escuela, no había niños, casi no había gente, los pumas paseaban con frecuencia por las calles. Doña Rebeca nos sirvió tortillas con jugo de maracuyá y nos habló de los maestros de su infancia, que enseñaban castellano y golpeaban a los niños que hablaran zapoteco, nos dijo que los niños se quedaban muditos por puro miedo. Al despedirnos me regaló un tesoro: un librito amarillento de 1985, la gramática zapoteca que ella escribió con otros cuatro lingüistas, para enseñar el idioma a los niños. Me pidió que lo enseñara a la gente de mi país. Porque no, me dijo, porque no todos quedamos muditos.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.