Abdoulaye Koulibaly, en una imagen facilitada por su familia. M. K.
Tragedia en el Bidasoa

«Abdoulaye quería llegar a Francia para ayudar a la familia; ayudadnos a traerlo, no tenemos cómo»

El padre y uno de los cuatro hermanos del migrante muerto el domingo en el río Bidasoa relatan su pesar tras el fatal desenlace

Oskar Ortiz de Guinea

San Sebastián

Jueves, 12 de agosto 2021, 02:00

El férreo control que desde hace meses lleva a cabo la policía francesa en los pasos fronterizos de Hendaia y Behobia, que obliga a tantos migrantes a jugarse el pellejo para cruzar a nado el río Bidasoa, truncó el domingo la vida de Abdoulaye Koulibaly ... y también la de la familia que el joven de 18 años había dejado en Guinea Conakry. Su padre, Momo Koulibaly, explica a DV a través de una videollamada que Abdoulaye «era muy joven cuando salió de casa hace más de tres años. Lo único que quería era ayudar a la familia. Aquí no tenemos nada». Y ahora ha perdido a uno de sus cinco hijos, que permanecen en Guinea Conakry con su padre. Su madre murió hace ya varios años.

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La conexión telefónica se hace dificultosa, y al poco de iniciarla piden mantener una videollamada para «vernos los rostros», lo que parece brindarles cierta confianza. También les acerca a Abdoulaye. «Sabemos que está en España, no llegó a Francia», recuerdan. Momo está acompañado por Mohamed, otro de sus hijos, quien cuando se le pregunta su edad responde que «nací en 2008».

«Aspiraba a lograr un empleo en Francia con el que ayudarnos, porque aquí no tenemos nada»

MOMO KOULIBALY (PADRE)

Tiene 12 o 13 años y es quien manipula el teléfono. Entre las breves y salpicadas respuestas paternas, se cuelan los ladridos de algún perro y el cacareo de algunas gallinas. También muchas voces alrededor, lo que denota un entorno rural. «Aquí no tenemos nada», repite el menor, que puntualiza que su apellido es «Koulibaly, con K», y no Coulibaly como fue comunicado por distintas administraciones cuando fue identificado.

Momo Koulibaly, el padre de Abdoulaye, en una imagen tomada ayer en Guinea Conakry. Mohamed, uno de los cuatro hermanos del fallecido (en la última imagen)..

«Sufrimiento» y «ayuda» son las dos palabras que Momo Koulibaly repite casi en cada frase. Primero para recordar que Abdoulaye partió de Conakry «con el objetivo de llegar a Francia y encontrar un empleo». Según fuentes de los recursos migratorios en Iparralde, en Nantes reside un tío de Abdoulaye, hermano de su madre y al que se espera mañana o pasado para poder identificar los restos mortales, que permanecen en el Instituto Vasco de Medicina Legal. Momo recalca que la aventura que Abdoulaye emprendió con 15 años «no fue para visitar a nadie, sino para encontrar un trabajo en Francia», donde al ser el francés su lengua materna se podía integrar con mayor facilidad.

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Sin noticias del viaje

Poca luz o más bien ninguna puede arrojar Momo sobre el trayecto que recorrió su hijo hasta que el pasado 23 de mayo llegó en patera a Gran Canaria. De ahí, el 29 de julio viajó a Cataluña con una acreditación de vulnerabilidad por su corta edad -cumpliría 19 el 23 de noviembre-. Permaneció en Granollers bajo el amparo de Cruz Roja hasta el pasado jueves, cuando se trasladó por su cuenta a Irun. Es en vano tratar de remontarse a los tres años que le costó atravesar Senegal y Sáhara Occidental hasta subirse a un cayuco con otros 60 migrantes. «No tuvimos contacto durante ese tiempo», sostiene el padre, que habló con su hijo «unos días» antes de la tragedia.

«Era mi última esperanza»

A su lado, Mohamed no interviene en la conversación. Pero en otro momento coge su teléfono y desahoga su desconsuelo a través de tres mensajes de audio. «Abdoulaye era mi hermano mayor, pero se ha ido. No sé qué voy a hacer sin él». Las palabras provenientes de un menor de 12 o 13 años que ha perdido a su hermano de 18 sobrecogen tanto por el tono como por el contenido: «Era mi última esperanza en la vida. Pero se ha ido, se ha ido».

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«En mi país hay gente mala que amenaza y pasamos hambre; él era nuestra última esperanza»

MOHAMED (HERMANO)

El pequeño asegura que «en mi país hay gente que es mala, que amenaza y además pasamos hambre. Por eso partió mi hermano. Quería ayudarnos. ¿Qué haremos ahora si él se ha ido? Sé que la gente muere, pero ¿por qué tan prematuramente?».

Abdoulaye no sabía nadar. El sábado, voluntarios de Irungo Harrera Sarea lo vieron por última vez en la plaza San Juan. Lo observaron «nervioso» y, como a todas las personas migrantes que atienden, le desaconsejaron la opción de superar a nado la penúltima barrera hasta Francia. Sin embargo, tras tres días en Irun, Abdoulaye no encontró otra alternativa y el domingo pereció ahogado cuando trataba de cruzar el río Bidasoa en el tramo conocido como San Miguel.

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Ladridos, cacareos y mucho murmullo denota el entorno rural en que vive la familia

LA CONVERSACIÓN

Iba de la mano con otro migrante, pero en un punto en el que las aguas cubren enteramente a una persona, el joven guineano se hundió para desesperación de su compañero. Tres personas que hacían deporte por la vía verde se lanzaron al agua. Según un testigo, «la corriente les arrastraba». Localizaron «una bolsa con unas zapatillas», pero no el cuerpo de Abdoulaye, que fue rescatado ya sin vida por los servicios de emergencias desplazados.

La familia tuvo conocimiento del fallecimiento a través de fuentes de Cruz Roja en Granollers, donde aseguran se quedó el pasaporte de Abdoulaye. Ahora, «la única preocupación» es repatriar sus restos mortales. «Ayudadnos a recuperarlo -suplica Momo-. Es nuestro único deseo, pero no tenemos los medios para hacerlo. Sin ayuda nunca podremos traerlo a casa».

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Se inicia la recogida de fondos para la repatriación

Las redes de voluntarios que colaboran en la acogida de migrantes a ambos lados de la muga, principalmente en Irun y Baiona, han emprendido una campaña de recogida de fondos que puedan ayudar a la familia de Abdoulaye Koulibaly a recuperar el cuerpo, depositado en el Instituto Vasco de Medicina Legal, en Donostia.

De hecho, el grupo lapurtarra abrió ayer la opción de realizar una donación a través del siguiente enlace: https://www.lepotcommun.fr/pot/6avbvfcr. Por su parte, Irungo Harrera Sarea también tiene previsto desde hoy compartir la iniciativa en sus redes sociales.

Mientras tanto, continúan los trámites para que un tío del joven guineano fallecido, residente en Nantes, pueda desplazarse a la capital guipuzcoana y así identificar el cadáver de su sobrino, aunque organismos oficiales ya confirmaron su identidad el martes. Entre otras cosas, la pandemia le obliga a someterse a un test PCR.

La idea de este familiar que vive en Francia, adonde se dirigía Abdoulaye con la esperanza de encontrar un empleo y poder enviar dinero a su padre y cuatro hermanos, es también reconocer los últimos lugares que recorrió el guineano de 18 años, según explican desde el grupo de voluntarios que están en contacto con él. Desea un último «adiós espiritual» antes de que la familia reúna los recursos económicos necesarios para trasladar el cuerpo a Conakry.

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