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La imagen del acusado G. G. Coman ayer era un calco de la que presentó en los juicios celebrados en enero y febrero. Compareció exactamente con la misma ropa: chándal negro, abrigo de invierno del mismo color y doble mascarilla cubriendo parte de su rostro. ... También con el mismo semblante: cabeza gacha, mirando al suelo, incluso con los ojos cerrados. Pero su declaración no fue la misma que en las anteriores vistas y por primera vez negó los hechos. Hasta ahora, ante las contundentes pruebas que había contra él, se había limitado a pedir perdón y a decir que no recordaba lo ocurrido. En ambos casos fue encontrado culpable y condenado por sendos delitos de violación.
Su primer juicio fue por el caso que permitió su detención, el de la violación de una joven en Beasain en julio de 2019, y reconoció los hechos. Recordó que accedió al portal donde vivía la víctima, que sabía que esos días estaba sola en casa y que abusó de ella. Pero no recordaba más detalles, debido a que esa noche había consumido «alcohol y drogas». El acusado insistió en que no recordaba «nada» de lo ocurrido, pero que por «todas las pruebas» presentadas contra él «no puedo decir que no he abusado de ella». Asimismo dijo estar «arrepentido» por lo que hizo y aseguró que iba a pagar «hasta el último céntimo» de la indemnización.
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Aiende S. Jiménez
La estrategia en el caso de la violación cometida en Lasarte-Oria el 1 de enero de 2015 fue muy similar a la del primer juicio, aunque con un nuevo matiz que le presentaba como un adicto al sexo. El acusado reiteró no recordaba nada debido al consumo de alcohol, fármacos y drogas que realizó el día de los hechos. «No recuerdo haber estado allí ni con quién estuve esa noche. Estaba enganchado a anfetaminas y éxtasis y a veces tomaba cocaína o heroína». No obstante, ante la evidencia de que se hallaron restos de su semen en la víctima, dijo que «no puedo negarlo. Me siento culpable. Me arrepiento y le pido perdón». Después alegó que tenía una relación «obsesiva» con el sexo, debido a algunos traumas familiares y a que tuvo sus primeras relaciones sexuales «con 8 o 9 años, con una mujer mayor». Y también repitió que pagaría «hasta el último céntimo».
Cuando las acusaciones esperaban que repitiese una vez más su versión, G. G. Coman decidió ayer dar un giro y desvincularse de las tres agresiones que se le imputan cometidas en Andoain, Tolosa y Anoeta entre 2012 y 2013. Ni perdón a las víctimas ni mención a su indemnización. El acusado asegura que en esas fechas nunca estaba en Gipuzkoa porque visitaba a su madre en Rumanía, por lo que dice que es «imposible que fuese él».
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