Técnicos en Emergencias Sanitarias de Gipuzkoa reclaman ser vacunados cuanto antes
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«Ni vacunas ni PCR, estamos abandonados. No hay otro servicio que esté más en la primera línea que nosotros», argumentanAMBULANCIAS COVID ·
«Ni vacunas ni PCR, estamos abandonados. No hay otro servicio que esté más en la primera línea que nosotros», argumentanLos 500 técnicos en Emergencias Sanitarias de Gipuzkoa se sienten «preocupados e indignados» ante el inicio de la vacunación contra el Covid-19 solo a sus compañeros de Emergentziak-Emergencias que dependen directamente del Gobierno Vasco. Un equipo, advierten, que constituye menos del 10% del ... total del personal que trabaja en las ambulancias en el territorio. Este medio millar de técnicos, trabajadores de la empresa Ambulancias Gipuzkoa que está subcontratada por Osakidetza, gestionan 30 vehículos de Soporte Vital Básico y consideran que son «el primer eslabón de la sanidad, no hay mayor primera línea que la nuestra». Y por eso aluden al protocolo firmado en diciembre entre el Ministerio y las comunidades autónomas en el que se decidieron los grupos prioritarios y donde se señalaba que en el grupo dos, los sanitarios de primera línea en la lucha contra la pandemia, iban a ser los primeros en recibir las vacunas.
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Ion Martín y Antonio Frutos, técnicos en Emergencias Sanitarias y delegados de ELA en el comité de Ambulancias Gipuzkoa, se quedaron sorprendidos cuando conocieron ayer por este periódico que los profesionales de Emergencias de Osakidetza han comenzado a recibir su primera dosis de vacunas. Pensaban que «iban a seguir el orden establecido en ese protocolo». Es decir, primero las residencias de mayores y sus profesionales sociosanitarios y después los trabajadores sanitarios de primera línea. «Pero a nosotros ni nos han llamado ni citado aún para inmunizarnos. Sabiendo que se está vacunando a profesionales de Atención Primaria que realizan consultas telefónicas o a los rastreadores. El disgusto que tenemos es grande», denuncian.
La situación que están viviendo les inquieta pero no les sorprende. «Nos sentimos abandonados desde el primer momento de la pandemia. Para la administración no existimos y claramente diferencian entre trabajadores de Emergencias de primera, que es el personal estatutario, y el de segunda, que somos nosotros», dice Martín. «Por no hacernos», añade el también técnico Imanol Ruiz, «no nos hacen ni cribados generales. Solo nos han hecho una PCR en casi un año a todos los trabajadores. Podemos ser asintomáticos y no saberlo». La responsabilidad de lo que está sucediendo, señalan, «es del Departamento de Salud. No están vacunando a su sustento, la base de Emergencias son nuestras ambulancias».
Una afirmación como esa última la realizan desde la sección sindical de ELA en Ambulancias Gipuzkoa con conocimiento de causa. Explican que «nuestro contacto con pacientes Covid-19 es diario, más no se puede estar en esa primera línea de atención».
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Explican que Gipuzkoa dispone en estos momentos de 4 ambulancias especializadas en transporte Covid-19 (vehículos sucios). Dos de ellas están en funcionamiento las 24 horas del día y las otras dos, 12 horas. Son recursos sanitarios repartidos por todo el territorio «trabajando sin parar con pacientes Covid-19, con el riesgo que ello supone». Señalan que al inicio de la segunda ola de la pandemia estas 4 ambulancias llegaban a realizar al día cerca de 100 traslados por coronavirus SARS-coV-2. «Estos días están haciendo unos 30 diarios, pero la tendencia es claramente al alza», advierten.
Asignados a estas ambulancias Covid-19 hay 40 profesionales «pero también el resto acabamos pasando por ese servicio», indica Ion Martín. Explica que «es muy habitual que otras ambulancias que no están designadas para esa labor tengan que reforzar el servicio de transporte Covid-19 por el volumen de trabajo que hay. No son traslados urgentes, pero son necesarios. Esas personas infectadas no pueden ir en transporte público al hospital». Sucede entonces, cuenta, que esos recursos, «al estar contaminados, se siguen usando para seguir realizando servicios Covid-19, por lo que esa ambulancia que estaba para otras patologías no Covid-19 se pierde. Es decir, se demora la atención para atender otras necesidades».
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Su petición para ser vacunados con celeridad la basan «en aspectos puramente sanitarios». «La administración no está gestionando este tema ni con sensatez ni con responsabilidad. Hay muchos compañeros en casa, por ser positivos y por ser contactos estrechos», dice Frutos.
Cuenta que «vamos a las atenciones habituales no Covid-19 con unos EPIs concretos (mascarilla, bata y guantes), pero cuando hay sospecha de que puede ser paciente con SARS-coV-2 nos debemos poner el EPI completo. Es complicado saberlo con certeza pero sí que hay sospechas de por qué nos seguimos contagiando mientras estamos trabajando. Y es que más allá de nariz y boca, también se puede contagiar por el lagrimal. Y creemos que es de ese modo como nos infectamos. Entramos en sitios cerrados en los que hay mucha carga viral y posiblemente por ahí vengan los positivos».
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Sigue con el relato su compañero. «Estamos entrando día sí y día también en casas que pueden estar completamente contaminadas por el virus. El martes por la noche unos compañeros acudieron a un domicilio en el que había cuatro personas infectadas, con la carga viral que eso supone», dice Imanol Ruiz. No solo solicitan vacunarse con rapidez para tratar asistencias con pacientes Covid-19. Al ser una enfermedad asintomática en muchos casos, «vamos a atender patologías no Covid-19, pero luego llegas a casa y no sabes si las personas que has atendido son positivas o no. No sabes si puedes estar tranquilo con tu familia porque nadie te va a avisar si ese paciente que has tratado estaba infectado o no. El seguimiento de casos es inexistente. Es muy grave».
Realmente, dicen, «estamos trabajando muy tensionados, igual que en marzo pero con información. Trasladamos a muchos pacientes que no sabemos si son positivos. Y eso nos convierte en un vector de contagios. Si hoy llamas al 112 en Gipuzkoa puede que el ciudadano sea contagiado por el personal sanitario que le asiste. Somos un vector de contagio que ni estamos controlados por test ni nos vacunan», dicen.
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