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A las ocho de la mañana del martes Patxi Puyadena ya se encontraba recogiendo los últimos racimos de uva de la cosecha de este año de la Bodega Hiruzta en Hondarribia y confesaba que era «rarísimo estar vendimiando en pleno octubre, cuando el año pasado para el 15 de septiembre ya habíamos acabado. Ha sido caótico por culpa del mal tiempo», explica el beratarra, quien lleva más de 15 años como encargado de los viñedos.
Y es que, según dice Txarli Rekalde, uno de los propietarios de la txakolindegia, en esta vendimia recogerán «menos kilos que el año pasado», ya que esta cosecha ha sido «bastante» complicada. «La primavera es un periodo delicado, ya que es cuando se dan las diferentes fases del ciclo de la vid y cuando se da la floración. Este año en abril, mayo y junio llovió bastante, con lo cual mucha flor no cuajó, por lo que el racimo se ha quedado más pequeño», explica Rekalde.
Patxi Puyadena
Encargado del viñedo
«El clima no nos ha acompañado para nada en septiembre, que es justo el mes más importante para la maduración de la uva». A finales de agosto y principios de septiembre también llovió, lo que obligó a retrasar la vendimia. Nosotros no empezamos hasta el 19 de septiembre, cuando deberíamos haber empezado mucho antes porque necesitábamos de ese fin de ciclo de calor y sol», recalca Rekalde. «La uva también tiene un periodo y no puedes recogerla o dejarla en la vid hasta que quieras, por lo que empezamos poco a poco a recogerla», cuenta.
Normalmente no se vendimia cuando llueve o hace frío, por lo que «hay que estar muy pendiente del tiempo. Si por ejemplo van a caer solo cuatro gotas, no hay problema. Pero, normalmente, es la lluvia la que no te permite hacer la recolección. Encima, si metes la uva a la bodega con agua, la graduación baja todavía más. El racimo tiene que estar seco, si no, el producto no coge la graduación necesaria. Usualmente nuestro txakoli oscila entre 11,5 y 12 grados, pero este año tendremos medio grado o un grado menos».
Txarli Rekalde
Propietario de la Bodega Hiruzta
«El año pasado, para el 15 de septiembre ya habíamos acabado. Este año ha sido una vendimia rara y más tardía que la de otros años», admite Patxi, que se encontraba recogiendo los últimos racimos de uva tinta junto a otros cinco trabajadores.
«Nosotros hacemos la vendimia de forma mecánica y manual, por lo que tenemos necesidad de una cantidad menor de trabajadores que otras txakolindegias en la zona de Getaria donde llegan a contratar a cincuenta o cien personas», explica Rekalde. «También contamos con una vendimiadora arrastrada y con ella nos ahorramos la necesidad de mucha mano de obra. Además, tenemos los terrenos bien preparados para meter toda la maquinaria corredora y los tractores», continúa.
«La bodega empezó con cuatro hectáreas en 2007 y ahora dispone de veinte y como casi todos los terrenos los hacemos a máquina, solo en los que son de difícil acceso o cuando ha llovido necesitamos mano de obra, por lo que con diez personas es más que suficiente. Cinco son locales y cinco son de fuera y aun así nos es difícil encontrar trabajadores. Hoy en día nadie quiere estar en el campo recogiendo uva, ni trabajando la viña».
Hiruzta es la única bodega de txakoli de la zona y nace del deseo de la familia Rekalde de querer recuperar una tradición centenaria de la zona. «Es la cuna de la Hondarribi Zuri y de la Hondarribi beltza, unas variedades de uva ideales para el txakoli. Le pusimos Hiruzta por su significado en euskera, 'hiruren uzta', que en castellano significa cosecha de tres, porque somos tres hermanos», resalta Txarli. «Este es un sitio súper bonito. Organizamos visitas y también hacemos bodas. A las visitas vienen muchas personas del resto de España, Francia, Alemania, además de americanos y japoneses. A todos ellos les explicamos desde el principio el ciclo de la uva y el origen de la Hondarribi zuri y de la Hondarribi beltza, se les explica que hace ya 500 años había productores que cultivaban la uva, que luego desapareció de aquí».
«La visita empieza en los viñedos y luego se hace una gira por toda la bodega. También se puede hacer la degustación de tres txakolis y hay diferentes ofertas gastronómicas en el restaurante que llevan los hermanos Txapartegi, del restaurante Alameda», finaliza.
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Ángel López | San Sebastián e Izania Ollo | San Sebastián
Fermín Apezteguia y Josemi Benítez
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