

Vendimiar la cosecha de la pandemia
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Las laderas de Getaria bullen de actividad. Esta añada, marcada por las medidas anticovid, «es muy buena», avanzan desde la bodega AmeztoiSecciones
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Las laderas de Getaria bullen de actividad. Esta añada, marcada por las medidas anticovid, «es muy buena», avanzan desde la bodega AmeztoiYa huele a mosto en Getaria. En los viñedos de la Bodega Ameztoi los tractores traquetean copados de los primeros racimos de la cosecha recién cortados. Habrá que esperar al 1 de diciembre para saborear el fruto del trabajo de una campaña marcada por las restricciones del covid en los viñedos que peinan el litoral guipuzcoano. La vendimia dura veinte días hábiles, explica Inaxio Ameztoi, quien celebra «una muy buena cosecha con cerca de unos 650.000 kilos» de vid con los que en unos meses se llenarán las copas de txakoli.
A 380 metros de altitud y a unos 500 metros de distancia de la costa, los racimos de uva de la Bodega Ameztoi empiezan a caer en los cunachos. Con 46 temporeros subiendo y bajando las inclinadas rencles de los viñedos del barrio de San Prudentzio, la época de la vendimia vive su esplendor. Inaxio, dueño de la txakolindegi, señala que otros años «solemos sacar 13.000 kilos por hectárea». Así, con 51 hectáreas y 49 de ellas «en marcha», los cálculos suman 637.000 kilos de uva. Este año, según lo estimado, superarán la media total con 13.000 kilos de más aproximados. Inaxio insiste en su celebración: «Ha sido una muy buena cosecha».
Si bien el año pasado solo pudieron contratar a 60 temporeros dadas las restricciones de la pandemia, esta vendimia contarán con un total de 80 que recogerán el fruto de unos viñedos con 60, incluso 80 años de antigüedad. El covid da un respiro y el sector vinícola lo agradece, sobretodo en una de las temporadas que más trabajo y más personal exigen de la campaña. Aun así, hay medidas que se deben seguir cumpliendo durante la jornada de trabajo. José Miguel Lopetegi, encargado de campo, enumera «los grupos, las distancias y las mascarillas si no se puede garantizar el distanciamiento de dos metros» entre peones.
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El primer día recibieron la visita de la inspección de Sanidad. «Vienen a asegurarse que se cumple con las medidas sanitarias», advierte Inaxio, que asegura que todo está «bajo control». Por su parte, José Miguel apunta que «cumplimos con las restricciones y les dimos una mascarilla a cada uno».
José Miguel Lopetegi, Encargado de campo
Inaxio Ameztoi, Dueño
El encargado de campo detalla que para coordinar a los 46 temporeros que tuvieron al inicio de la vendimia, les organizaron en cuatro grupos de 11 y 12 personas distribuidos por distintas áreas o viñedos. Cada agrupación se identifica con pulseras de colores, de manera que «si salta un positivo, es más fácil controlar el foco» y, por consiguiente, evitar que se propague. «Imagina la faena si todos se contagian o se confinan. Las uvas hay que cogerlas cuanto antes, si no se pudren». Eso sí, José Miguel celebra que «hemos tenido la gran suerte de no tener positivos ni la campaña pasada ni esta».
Del total de 80 temporeros que ya trabajan estos días en estos viñedos de Getaria, Inaxio señala que «la mitad serán vascos, luego hay algún que otro andaluz y varios senegaleses». Dentro del grupo distinguido con la pulsera roja se encuentra Ander Zubijana. El getariarra de 39 años lleva trabajando en la vendimia y en la poda seis campañas. El temporero reconoce que le gusta «trabajar en el campo, al aire libre en el entorno natural», ya que «las oficinas no son para mí». A Ander le gusta el campo y las labores de jardinería. «La poda la disfruto más, tiene más arte de jardinería, ya que tienes que saber bien las ramas que se podan». Aún así, admite que «la vendimia es más bonita» ya que «hay más ambiente. Nos juntamos medio mundo y nos ayudamos entre todos».
Aliou Kane, Temporero
Las jornadas de trabajo en la viña son «intensivas». De 8.00 a 16.00 horas con media hora para comer. «Al principio son más duras, pero luego el cuerpo se acostumbra y son más llevaderas», advierte el getariarra, que aprovecha el tiempo libre que tiene a las tardes para disfrutarlo con sus dos hijos.
De lejos, de esa parte de «medio mundo» a la que se refiere Ander, viene Aliou Kane. El senegalés, de 49 años, lleva trabajando en estos viñedos siete años. Vino a Euskadi porque en su país de origen «no hay trabajo» y un amigo senegalés le invitó a venir para trabajar vendimiando las uvas del txakoli. Aliou dejó en Senegal toda una vida atrás. Allí está toda su familia, sus padres y sus hermanos, además de sus amigos y recuerdos. Lleva un año y cinco meses sin verles. «Cuando puedo les envío dinero», comenta. Pero lo cierto es que la vendimia tiene sus días contados y no le da para vivir. Así, el resto del año se saca las castañas del fuego como vendedor ambulante en Zumaia, Elgoibar y Eibar, donde vive.
Ander Zubijana, Temporero
En los inviernos de 2018 y 2019 también trabajó en la poda, aunque el año pasado no lo hizo por la pandemia. En 2020 Aliou consiguió salir adelante trabajando en un vivero de plantas.
Con su familia lejos, mientras su compañero Ander pasa las tardes en compañía de sus hijos, Aliou prefiere darse una ducha y «descansar para el día siguiente». La vendimia no ha hecho más que empezar y este temporero prefiere reponer fuerzas para lo que queda de cosecha.
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