Los efectos de la inflación
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No todos los congelados son enemigos de nuestra dieta y algunas alternativas pueden ayudarnos a comer sano y a reducir el gasto en el súper. Según explican las nutricionistas Leixuri Aguirre e Itziar Eseberri, «la verdura congelada puede ser una buena opción para hacer frente ... a la subida de precios de los productos frescos» y no hay por qué eliminarlos como alternativa. «Una menestra o una coliflor congelada, por ejemplo, pueden ser una opción estupenda, porque te aportan la misma cantidad de nutrientes que las frescas y suelen ser algo más baratas. No se puede meter en el mismo saco a todos los congelados», afirman.
Un alimento es procesado cuando recibe un procesamiento industrial que modifica su estado natural. Los congelados entrarían en esta categoría, aunque dependiendo del tratamiento recibido o de los agregados al alimento original pueden resultar nocivos para la salud. «Si queremos que nuestra lista de la compra sea lo más barata posible podemos seguir algunos trucos. El más simple, planificarnos bien. Hacernos el menú de la semana y la lista de los ingredientes que necesitamos. Así vamos a desperdiciar bastante menos alimentos. También es aconsejable ir al súper sin hambre porque si no vamos a hacer una compra basada más en antojos, menos sana y más cara». ¿Otro consejo? «Mirar las ofertas, hay 2x1 interesantes que se pueden almacenar».
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