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«Vivir en la calle da miedo. Te roban, te agreden y estás siempre con frío»

Haitam Bakkour es un marroquí de 25 años que llegó a San Sebastián en agosto del año pasado. Tras doce meses viviendo en la calle, sin recursos, en julio logró una plaza en el albergue de Cáritas en Ategorrieta

Estrella Vallejo

San Sebastián

Jueves, 23 de noviembre 2023, 06:50

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Haitam Bakkour lleva año y medio sintiéndose invisible. Pasa buena parte del día vagando por las calles. Observando. Ve pasar ante sus ojos cientos de vidas ocupadas que apenas perciben su presencia. Él las mira como aquello que aspira a lograr algún día, aunque por cada dosis de esperanza, le siguen miradas de indiferencia, desconfianza y faltas de respeto que aporrean su autoestima.

Sobre su llegada a Donostia

Haitam Bakkour Donostia | 25 años

Las personas sin hogar lidian a diario con la desazón, el miedo y la soledad. Los días parecen meses, y en el caso de los inmigrantes sin papeles que llegan solos y sin una red familiar, la calle es su único recurso mientras inician el largo camino para regularizar su situación, un proceso plagado de trabas burocráticas. «Vivir en la calle es difícil, muy difícil», reitera este marroquí de 25 años, que acepta participar en este reportaje precisamente para combatir el estereotipo.

«No todos los magrebíes roban. Hay mala gente, como en todas partes, pero no todos somos iguales», reivindica este joven que llegó a Donostia en agosto del año pasado. «Día 22, salí de Marruecos. Día 24, estoy en San Sebastián. No he salido desde entonces. Primera noche bajo la estación de tren de Loiola. También estuve en Villabona, Zizurkil, y Martutene, pero ahí hay gente mala con la que no me quiero juntar».

En qué barrios duermen las 218 personas sin hogar que están en la calle

46,8%

Se encuentran en la zona de Amara, Anoeta y Txomin. Lo que supone 102 personas

102

Amara, Anoeta y Riberas

21

Atotxa-Mundaiz

15

Norte-Sur Intxaurrondo

En qué barrios duermen las 218 personas sin hogar que están en la calle

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Se encuentran en la zona de Amara, Anoeta y Txomin. Lo que supone 102 personas

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Amara, Anoeta y Riberas

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Atotxa-Mundaiz

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Norte-Sur Intxaurrondo

En qué barrios duermen las 218 personas sin hogar que están en la calle

46,8%

Se encuentran en la zona de Amara, Anoeta y Txomin. Lo que supone 102 personas

102

Amara, Anoeta y Riberas

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Atotxa-Mundaiz

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Norte-Sur Intxaurrondo

En qué barrios duermen las 218 personas sin hogar que están en la calle

46,8%

Se encuentran en la zona de Amara, Anoeta y Txomin. Lo que supone 102 personas

102

Amara, Anoeta y Riberas

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Atotxa-Mundaiz

15

Norte-Sur Intxaurrondo

El suyo es el perfil mayoritario de las personas que carecen de un techo en Gipuzkoa, y sobre todo en Donostia: varón, magrebí y menor de 35. Hace cuatro meses que consiguió una plaza en el albergue Hotzaldi que Cáritas gestiona en Ategorrieta. Un lugar cálido, y no solo por el cobijo, sino porque permite que las personas sin hogar tengan un lugar en el que dormir, comer, ducharse y lavar la ropa. La lista de espera ronda el año y solo unos pocos tienen una plaza en estas instalaciones.

Personas que viven en la calle

y alojamiento en albergues en

Donostia

Personas en la calle y albergues

Personas en albergues

Plazas en albergues

326

300

279

243

250

233

211

200

180

130

200

163

156

154

150

142

132

122

108

100

50

0

2014

2016

2018

2020

2022

Número de personas

en situación de exclusión social grave en Gipuzkoa

Calle

Albergues y centros

de acogida nocturna

2012

66

114

2014

128

133

2016

89

155

2018

140

172

2020

49

106

2022

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Personas que viven en la calle

y alojamiento en albergues en Donostia

Plazas en

albergues

Personas en la calle y albergues

Personas en albergues

326

300

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Número de personas

en situación de exclusión social grave en Gipuzkoa

Calle

Albergues y centros

de acogida nocturna

2012

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Personas que viven en la calle

y alojamiento en albergues en Donostia

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personas en la calle y albergues

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108 personas

en albergues

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Número de personas

en situación de exclusión social grave en Gipuzkoa

Albergues y centros de acogida nocturna

Calle

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Personas que viven en la calle

y alojamiento en albergues en Donostia

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personas en la calle y albergues

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en albergues

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2014

2016

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2022

Número de personas

en situación de exclusión social grave en Gipuzkoa

Albergues y centros de acogida nocturna

Calle

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2022

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Desde su cama, y junto a un armario en el que ahora puede dejar sus pertenencias con total tranquilidad, se le humedecen los ojos cuando habla del duro camino que le llevó hasta la capital guipuzcoana, precedido de una vida que tampoco ha sido fácil. Dejó de estudiar a los nueve años, se mudó con su padre a Ceuta, pero tuvo que regresar a Marruecos, donde pasó cerca de un lustro trabajando de vigilante. En 2022, decidió huir, y se montó en un kayak con otro compatriota que hoy está en Alemania. Aquella travesía le supuso 450 euros, ocho horas remando de noche hasta llegar a Tarifa, y una experiencia traumática y aterradora que no se ve capaz de verbalizar.

  • Hace cuatro meses, Haitam consiguió una plaza en el Hotzaldi de Cáritas donde puede dejar sus pertenencias. Royo
  • Son las 9 de la mañana y este joven marroquí se viste para abonar el albergue, adonde no podrá regresar hasta las 21.00 horas. Royo
  • El apeadero de la estación de Renfe de Ategorrieta es uno de los lugares que frecuenta para resguardarse de la lluvia. Royo

A las nueve de la mañana tiene que abandonar la habitación del Hotzaldi, adonde no podrá regresar hasta las 21.00 horas. Llueve, y el único lugar cubierto en el entorno es el apeadero de Renfe de Ategorrieta. Sentado en un banco junto a la máquina expendedora de tickets, cuenta que cuando emprendió aquel camino de huida hacia una vida mejor, jamás se imaginó viviendo en la calle durante un año. Y, lo reconoce, le ha pasado factura.

«Llegas a una ciudad, solo, sin dinero, sin hablar el idioma y sin conocer a nadie. Dormir en la calle da miedo. No puedes descansar, pasas cada noche alerta con miedo de que te roben lo poco que tienes o te agredan», apunta haciendo el gesto de esconderse el móvil en el pecho. «Al principio tienes miedo de en quién confiar. Tengo un amigo que me ha ayudado mucho, pero hay gente mala, drogada, a la que no le importa hacerte daño».

El pasado 8 de enero tuvo una mala experiencia que explica a medias y en la que se interpreta que intentaron robarle mientras dormía. Sin duda el teléfono es junto al pasaporte su pertenencia más valiosa. Gracias a este dispositivo habla con su familia a diario. Es el mayor de tres hermanas y vuelve a emocionarse cuando habla de cuánto echa de menos a su madre. «Tiene cáncer», resume. «Les he contado todo por lo que he pasado. Nunca les he ocultado nada. Ellos me dicen que vuelva, pero quiero tener un futuro, quiero trabajar, traer a mi familia y que le vean médicos de aquí. En Marruecos si no tienes dinero, es muerte».

Al temor constante, se le suma el frío y la humedad, que calan tan hondo como el estigma social. «Por ser marroquí y vivir en la calle, la gente te mira como si fueras un delincuente. Hay marroquíes malos, pero también buenos, como en todas partes. Yo he tenido 2 euros para comer y no he sido capaz de robar, y algunas noches que dormía junto a un portal, la gente me trataba mal. ¿Y qué puedo hacer? Solo quiero respeto y una vida digna», dice con la voz entrecortada.

Una salud debilitada

Esa vida sin descanso, en alerta, sintiéndose menospreciado, sin tener dónde comer (Donostia carece de comedor social y muchos 'sin techo' comen gracias a vecinos que se han organizado para prepararles comida en Egia, Gros y Parte Vieja), y en un reto continuado y nada fácil de no juntarse con malas compañías agota física y psicológicamente.

De hecho, los trastornos y enfermedades mentales son los problemas de salud más prevalentes entre las personas sin hogar, y afectan a casi dos de cada diez 'sin techo'. A estas dolencias le siguen las enfermedades respiratorias. «Tengo asma y manchas en el pulmón. Tomo cinco pastillas al día, que consigo gracias a Cáritas, si no fuera por ellos no podría tomar medicinas y estaría peor», cuenta.

Sus buenas palabras hacia la organización son constantes a lo largo de la conversación, pero confiesa que su objetivo es lograr un trabajo que le permita tener las horas ocupadas y buscarse un piso. ¿Cuándo podrás trabajar? «Hasta dentro de dos años no me dan el permiso de trabajo. Es duro esperar tanto tiempo en esta situación. En otros sitios de España es más fácil trabajar sin papeles, pero aquí es muy difícil», comenta.

Sonido ambiente de una clase de castellano en Cáritas

Aprendemos el verbo 'estar': 'Yo estoy en clase'

Por eso, está aprovechando para mejorar su nivel de castellano, gracias a las clases que imparten en Cáritas por las mañanas. «Aquí les enseñamos los conceptos básicos para que puedan comunicarse. Pero es muy triste ver cómo vienen algunos de dormir en la calle», apuntan las profesoras voluntarias.

Las tardes, Haitam las rellena «haciendo un curso de hostelería en el centro Peñascal de Errenteria para tener más opciones de trabajo». Esta formación se añade a otras de vigilante y electricista que ya tiene completadas. «Yo solo quiero trabajar», insiste.

Su objetivo ahora es formarse y tener las horas ocupadas. De hecho, no duda al identificar como el momento más duro cuando llega el fin de semana y no hay clases. Debe afrontar doce largas horas, que trata de amortiguar desplazándose al Aterpe, también de Cáritas, donde puede ir a comer. El trayecto desde Ategorrieta hasta Amara, y vuelta, ayudan a restar minutos a cada jornada.

Tiene presente que meterse en líos puede hacerle perder la plaza en el Hotzaldi, por lo que se cuida concienzudamente para no juntarse con malas compañías. Solo tiene 25 años y para su desgracia, expresa a su manera, vive la vida esperando que pase, aunque «Hamdulillah, estoy mejor que antes», concluye.

Créditos

  • Texto, vídeo y audio Estrella Vallejo

  • Narrativa y gráficos Izania Ollo y Maider Calvo

  • Fotografía Iñigo Royo

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