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J. F.
San Sebastián
Jueves, 5 de septiembre 2024, 14:30
La sierra de Aralar ha sido testigo de un acontecimiento sin precedentes: el nacimiento y primer vuelo de un quebrantahuesos, especie en peligro de extinción. Este ave, una especie de buitre, ha logrado reproducirse con éxito gracias a un proyecto de conservación a largo plazo llevado a cabo por la Diputación Foral de Gipuzkoa en colaboración con otras instituciones y calificado como «hito histórico».
El proceso de colonización de estas aves es lento así que ha costado más de tres décadas poder conseguir ver un joven quebrantahuesos en la zona. Fue en la década de 1990 cuando se empezaron a avistar ejemplares de esta especie en Aralar, lo que despertó el interés de los expertos y dio inicio a un proyecto de seguimiento y conservación debido a la gran amenaza de desaparición que sufrían ya en esa época. La presencia de esta especie en la sierra guipuzcoana es de vital importancia, ya que contribuye a la conectividad ecológica entre diferentes poblaciones y facilita su expansión hacia otras zonas.
«Es un hito histórico desde el punto de vista de la recuperación y conservación de la fauna en Gipuzkoa», ha destacado Xabier Arruti, diputado de Equilibrio Territorial Verde. El éxito de este proyecto se debe en gran medida a la instalación de puntos de alimentación suplementaria, o comederos, que han sido fundamentales para atraer y mantener a las parejas de quebrantahuesos en la zona. «Todas las semanas, invierno tras invierno, los guardas forestales han trabajado duro para abastecer el comedero, a menudo en condiciones muy adversas», explica Mikel Olano, guarda del Servicio de Fauna y Flora Silvestre.
Gracias a la instalación de estos comederos llegó Kiriku, un ejemplar marcado nacido en Navarra y que pudo ser atrapado en 2015 para poder instalarle un GPS junto a técnicos del Gobierno de Navarra. Un año después apareció una hembra, Muel, y después, en 2017, otro ejemplar macho, Eder. Tras abandonar Kiriku la zona, al fin este año la pareja restante ha podido tener una cría, bautizada como Araitz.
Además de Aralar, la Diputación de Gipuzkoa tiene en marcha otro proyecto similar en la sierra de Aizkorri, donde también se ha detectado la presencia de quebrantahuesos. Once hasta el momento. «En Gipuzkoa tenemos un patrimonio medioambiental de gran valor, un auténtico tesoro cuyo cuidado tenemos que garantizar entre todos y todas, para que llegue a las próximas generaciones», ha señalado Arruti.
Esta es una especie de ave vertebrada accipitriforme, con una envergadura de entre 2,75 y 3 metros, de la familia Accipitridae, un buitre muy distinto de otras aves de presa parecidas. Recibe su nombre por su costumbre de recoger huesos y caparazones hasta grandes alturas para soltarlos, partirlos contra las rocas y poder ingerirlos para alimentarse. De alas largas y estrechas, tienen la cola larga en forma de rombo y la cabeza recubierta de plumas, al contrario que el resto de buitres.
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