Un oasis de bienestar en el corazón de la ciudad con la armonía como reflejo del mundo que creamos a nuestro alrededor. Adriana Rochas es el alma que esconde ÂME Wellness Studio, el proyecto que ha revolucionado la belleza exterior e interior de centenares de ... personas.
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Esta guipuzcoana, tras años trabajando en el mundo de la moda como estilista y directora creativa para diferentes multinacionales, decidió dar un giro de 180º para empezar a conectar consigo misma y con su propósito de vida. «Lo que desde fuera se idealizaba (responsabilidad, viajes y estilo de vida), cada vez me desconectaba más de mi ser. Hasta que un día rompí con todo para emprender un viaje de autodescubrimiento. Eso me llevó a volver a mi ciudad, en el 2019 lancé las bases del proyecto con los retiros y experiencias como punto de partida, y en el año 2022 mi universo se expandió como estudio holístico de bienestar», explica la fundadora de ÂME.
En el estudio el tiempo se para y se respira quietud, belleza y silencio. En este mundo sensorial cada detalle cuenta: la luz, los aromas, la música, las cartas antes de la sesión, o las infusiones y lattes de adaptógenos al finalizar el encuentro. «Trabajamos con productos exclusivos de la más alta calidad (Lyma, Biologique Recherche o Alqvimia) y cosmética emocional. He creado mi propio sistema que une distintas metodologías».
Formada en diferentes tipologías de masajes corporales y faciales, 'breathwork', respiración consciente, yoga, meditación terapéutica, acupuntura, aromaterapia, nutrición en MTC o terapia energética, acompaña a personas, en su mayoría mujeres, «a relajar y a equilibrar su sistema nervioso, mejorando su salud y reconectando con su esencia».
En un contexto en el que el estrés y la ansiedad se han convertido en «compañeros de viaje habituales», Adriana colabora en contrarrestar los efectos de esta sensación intangible. «Problemas de piel, contratiempos digestivos, depresión, desconexión emocional… Son algunas de las patologías más comunes. He de reconocer que, últimamente, en mujeres sobre todo, encuentro muchos desequilibrios hormonales y problemas de fertilidad», reconoce. «En un mundo híper conectado, estamos cada día más desconectados. Y no es una contradicción. No prestamos atención a nuestro confort físico, mental, emocional y espiritual hasta que perdemos la salud y llega la enfermedad. El poder está dentro y el cambio empieza por uno mismo. Por ello, mi espacio no lo defino como un centro de tratamientos de belleza al uso», añade.
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«Creo que el bienestar se cultiva día a día. Tómate un tiempo de calidad para ti, mueve tu cuerpo y respira, conecta con la naturaleza, disfruta y ríe, haz algo que te guste a diario y alimenta todos tus sentidos», concluye.
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