El primer motivo por el que debemos cuidar las manos es porque siempre están a la vista, y son, junto con el rostro, una de las zonas más expuestas a agresiones externas. Estas provienen básicamente del sol, el frío, el calor y los cambios de temperatura, o por el contacto con sustancias o productos químicos. El resultado es que, con el paso del tiempo, todo ello da lugar a una rugosidad al tacto y a una piel áspera y seca.
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Con la llegada del Covid-19, el lavarse las manos con más frecuencia se ha convertido en un hábito más que recomendable. Y como es sabido por todos, a medio-largo plazo, el exceso de higiene acaba siendo perjudicial para el Ph de la piel. Tanto el agua con jabón como el gel hidroalcóholico arrastran la capa de grasa que cubre la piel, resecándola al acabar con la barrera protectora.
Lucir unas manos sanas y bonitas no se limita a hacerse la manicura. Para mantener las manos en un estado óptimo y evitar el envejecimiento cutáneo prematuro, debemos anotar los siguientes cuatro consejos básicos:
Utilizar un protector solar en las manos para prevenir el envejecimiento prematuro y las manchas que causa la continua exposición al sol, (no solamente durante el verano, sino a lo largo del año) es fundamental.
Hidratar las manos lo más a menudo posible, a poder ser tres o cuatro veces al día, por la mañana y antes dormir, es lo más efectivo para su correcto mantenimiento. Hay que aplicar la crema hidratante con un suave masaje por toda la mano, incluyendo los dedos, para activar la circulación de toda la zona.
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El agua caliente no favorece el cuidado de las manos, ya que las reseca mucho más que a baja temperatura. Debemos secar nuestras manos después de lavarlas, ya que no hacerlo no les conviene absolutamente nada.
El primer paso para evitar lesiones en las manos es exfoliarlas para eliminar las células muertas que se acumulan en la capa externa de la piel y aportar a la persona en cuestión una sensación de aspereza. Podemos exfoliarlas con productos completamente naturales y de esta forma, evitaremos los efectos agresivos de los exfoliantes tradicionales en nuestra piel. Para las manos, podemos utilizar azúcar o sal gruesa. Si tienes las manos muy secas, puedes mezclarlo con un poco de aceite de oliva para hidratarlas.
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