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Kamala Harris y la portada de la discordia

A MI ESTILO ·

La próxima vicepresidenta de Estados Unidos protagoniza una de las portadas de 'Vogue' más polémicas de los últimos años

Laura Chamorro

San Sebastián

Martes, 12 de enero 2021

Las últimas 72 horas no están siendo sencillas para la todopoderosa Anna Wintour. La directora de la prestigiosa revista 'Vogue' se enfrenta a un huracán mediático sin precedentes y a un sinfín de críticas provenientes de todos los estamentos de la sociedad americana. ¿El motivo? Las fotos protagonizadas por la vicepresidenta electa, Kamala Harris, para la edición impresa de febrero. Desde que se filtrasen dos de las instantáneas del próximo número, el debate no ha hecho más que crecer entre partidarios y detractores de la publicación de moda. Porque señoras y señores, en contra de lo que pudiesen pensar, la edición estadounidense de 'Vogue' es mucho más que una revista 'fashion' y si no que se lo digan a Donald Trump y a su mujer, Melania, que han visto relegada su presencia al ostracismo, a pesar del interés mediático suscitado por la Primera Dama en cada una de sus apariciones.

Volviendo al tema de debate: ¿Un traje de dos piezas negro de Donald Deal, el «archiconocido» collar de perlas y las 'Converse Chuck Taylor', sobre un fondo rosa y verde, haciendo un guiño a la hermandad universitaria de Kamala; o un traje azul de Michael Kors, combinado con un 'top' blanco, sobre un fondo dorado? No hay debate alguno porque la decisión está tomada. A pesar de haberse filtrado ambas instantáneas y existir un supuesto acuerdo entre la mediática revista y el equipo de la vicepresidenta para que la segunda opción copara la portada, el atuendo más informal y «cercano» abrirá un número «histórico» de la publicación digida por Wintour.

El hito de mostrar a una mujer afroamericana en un puesto de poder no ha acallado las críticas de los especialistas, que no terminan de ver con agrado el estilismo seleccionado para protagonizar una primera página que, sin duda, será más que recordada. Lo cierto es que a nadie le debería de sorprender el resultado de la sesión de fotos, a tenor de lo visto durante toda la campaña electoral. El estudiado look desenfadado, casual y juvenil, con las 'Converse' como calzado estrella, ha invadido algunas de las puestas en escena más significativas y emblemáticas de las últimas semanas, contrastando con una imagen más conservadora y clásica del presidente electo, Joe Biden. El de Harris ha sido un estudiado 'dress code' para acercarse a un electorado más progresista, joven y menos elitista, ansioso de cercanía y empoderamiento. No seré yo quien dude del ADN estilístico y personalidad de la vicepresidenta, pero la puesta de largo de Kamala no está elegida al azar y le favorece ante la opinión pública. El lenguaje no verbal en política es fundamental, los americanos dominan ese instrumento a la perfección y ella lo ha sabido exprimir, acompañándolo con un lenguaje verbal brillante y una fuerza de liderazgo innegable. Mucho tienen que aprender nuestros políticos de puestas en escena, simbolismos, saber estar, gestos, liderazgo...

Por no desviarnos del tema en cuestión, entre impecables trajes monocolor, blusas y camisas básicas, jerseys de cuello alto, salones y 'sneakers' se ha movido durante toda la campaña electoral esta líder de ascendencia india y jamaicana. Otra de las claves de su código de vestimenta ha sido el collar de perlas, un complemento muy presente en el 90% de los actos oficiales, directamente relacionado con su época universitaria y el 'Alpha Kappa Alpha'.

¿Y el pelo y el maquillaje? La respuesta es sencilla: siempre perfecto e impecable, con una melena 'midi' pulida y un maquillaje efecto «cara lavada» trabajado con esmero.

«We dit it, Joe», exclamó Kamala Harris, al comunicar a Joe Biden que sería el próximo presidente de los Estados Unidos de América. A pesar de lo que puedan pensar los más ingenuos, aquel día nada fue fruto de la casualidad: la coleta semi-despeinada, las gafas de sol, los labios pintados, el chándal (impecable) de Nike, el maravilloso fondo verde y la protagonista en la sombra, con una iluminación perfecta y unos movimientos que no se salían del encuadre de la cámara, deslumbraron a medio planeta a través de su cuenta de Instagram.

Kamala es de esas mujeres que no pasa, ni pasará desapercibida... y si no que se lo digan al fotógrafo de 'Vogue', Tyler Mitchell, a quien hasta la iluminación de la cara de Harris han criticado... Dicen que la ha aclarado. Habrá que ver el resultado final en papel.

Del foco al apagón mediático

Y en el otro extremo (y estilo) se encuentra Melania Trump. La Primera Dama más analizada, aplaudida y criticada de las últimas décadas, abandonará la Casa Blanca «sin pena ni gloria», a pesar de haber cautivado con un indefinido número de memorables looks, que bien podrían haber protagonizado los 'front row' más espectaculares de las Semanas de la Moda de París o Milán. Eso sí, deja su puesto sin haber copado ninguna portada; algo inusual a tenor de lo sucedido con su predecesora, Michelle Obama, 12 veces presente en portadas de las revistas más prestiogiosas, tres de ellas en 'Vogue'.

A pesar del rechazo suscitado en algunos de los sectores más progresistas de la industria de la moda norteamericana, nadie debería discutir el innegable porte de la mujer de Trump. Estilísticamente hablando, Melania ha brillado durante los cuatro años de presidencia: las capas, los vestidos 'midi', los vestidos largos, los abrigos coloristas, los conjuntos de falda y camisa, los trajes de chaqueta más exquisitos y, sobre todo, su colección de zapatos y bolsos no han dejado indiferente a nadie. Hermés, Chanel, Dior, Prada, Ralph Lauren, Hervé Pierre, Michael Kors, Karl Lagerfeld, Valentino, Altuzarra, Stella McCartney, Saint Laurent, Louboutin, Dolce and Gabanna o Manolo Blahnik han sido algunas de las firmas de lujo que han construido los mejores looks que se recuerdan de la Primera Dama.

Pena que la brillantez estilística lejos esté, en ocasiones, de la capacidad intelectual y empática de las personas.

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