Yolanda Torrubia, una donostiarra con espíritu neoyorkino

Su día a día varía, pero trabaja «a la neoyorkina. De tirón. Siempre a distancia, pegada al ordenador y a la teleconferencia. Mi labor, a parte de la dirección creativa, consiste en desarrollar colecciones, estrategias comerciales, estudiar e investigar nuevas tecnologías y métodos, e implantar la identidad de la marca para generar la propuesta de valor de la empresa e ir evaluándola».

Torrubia, menos con Balenciaga, ha trabajado «con todos los grandes» y añade que, a nivel estatal, Jon Kortajarena, Andrés Velencoso, Ágatha Ruiz de la Prada, Alejandro Palomo, Moisés Nieto o Miren Arzalluz han sido algunos de los profesionales con los que ha colaborado.

Su trayectoria 'fashion' comieza desde muy temprana edad, con una formación continuada en la moda, que no con las tendencias. «Veía los desfiles e investigaba las referencias de cada diseñador, de los fotógrafos y de los estilistas. Cuando conoces el quién, cómo, cuándo y el por qué, puedes empezar a moverte en el mundo de la moda de verdad. No eres una mera advenediza. Sabes de lo que hablas y hablas con los que saben. Este es un mundo cerrado que procura huir de los trepas o de los que se arriman a la fama», advierte Torrubia. La historia de Yolanda es tan apasionante como interesante. «Yo estudié derecho en España y en USA, pero es en Nueva York donde he ejercido mi carrera como abogada y consultora de moda. Mi primer trabajo lo desarrollé en un despacho especializado en moda. Para situarnos: mi jefa representó a McQueen en la adquisición del Grupo Gucci. Una 'top' entre las 'top'. Nuestros clientes eran todos los diseñadores y cuando digo todos, quiero decir todos», desvela.

Ese puesto posicionó a Torrubia en un lugar privilegiado dentro del sector, abriéndole todas las puertas a desfiles, fiestas y cenas privadas. «Al contrario de lo que pudiera parecer, el hecho de que yo fuera la directora creativa de una marca de joyas, no es por lo que se me respeta en este mundo, sino por ejercer la abogacía». De hecho, Phillip Lim, cliente y amigo de la protagonista, siempre la ha presentado como «abogada, graduada en Columbia, además de crear joyas preciosas». Yolanda es franca: «Graduarte en la Universidad Ivy League y sacar la licencia para ejercer en Nueva York requiere muchísimo esfuerzo. Cuando lo consigues te conviertes en élite».

Tras un tiempo en el despacho, pasó a trabajar como la C.O.O. de una diseñadora independiente y después, se vino a Donostia y le propuso a su hermana crear Torrubia & Torrubia. Desde entonces ha ofrecido asesoría legal y consultoría a firmas y diseñadores emergentes, ayudando a empresarios y creadores a identificar y lanzar líneas de productos, elaborando la historia de marca para ingresar en el mercado. «En este mundo hay que tener una buena agenda de contactos. Mi círculo de amigos son parte del universo de la moda y del arte internacional. Las relaciones con personas creativas con las que soñaba compartir experiencias y proyectos, hoy en día es una realidad», concluye.