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MARÍA CALVO
Martes, 11 de enero 2022, 07:36
Casa Sua es norte y sur, fuego y agua, arena y cal. Un lugar con nombre vasco situado en las Canarias. Una vivienda blanca construida sobre roca negra. Una bonita contradicción, una intencionada casualidad, que solo cobra sentido al saber que su propietario es Jon ... Kortajarena. Este bilbaíno de corazón isleño es un enamorado confeso de Lanzarote, el paraíso terrenal donde llegó a vivir parte de su niñez y donde decidió hace unos años convertir una antigua casa de los 70' en su refugio con vistas al mar.
Sua es 'fuego' en euskera, un nombre que consigue abrazar en tan solo tres letras las raíces vizcaínas del modelo y la esencia volcánica de la isla. Ubicada en un tranquilo pueblo pesquero, entre la falda del majestuoso Risco de Famara y la espectacular playa situada a sus pies, esta casa presume de atardeceres privilegiados, de esos que cada tarde pintan de color el cielo y difuminan La Graciosa en la oscuridad del océano.
El pilar sobre el que gira la reforma de esta casa es el respeto por el lugar en el que está situada. Un entorno único al que se ha querido dar protagonismo uniendo el interior y el exterior a través de elementos austeros, sobrios, que resaltan la belleza de lo imperfecto. Una poética imperfección reflejada en paredes rugosas, en grietas que no se ocultan, en la crudeza de los materiales o en las rocas volcánicas que salpican el jardín. Levantada en hierro, madera, cristal, lino, cemento y piedra, Casa Sua se abre paso entre regias palmeras canarias, impasibles cactus y delicadas buganvillas. Una oda a lo autóctono y toda una reverencia al legado de César Manrique, un reconocido artista lanzaroteño que fue el precursor de la arquitectura característica de la isla, basada en la armonía y en la integración de elementos que interfieren lo menos posible en el entorno natural.
Para ser fiel a esta filosofía se recurrió a la persona que mejor pudo entender las directrices de Manrique, puesto que tuvo la oportunidad de trabajar con él. Se trata de José María Pérez Sánchez, un arquitecto de gran sensibilidad que fue capaz de captar las ideas que rondaban la imaginación de Kortajarena y plasmarlas sobre el espacio de forma magistral. Con una piedra volcánica tallada creó un inodoro y una ducha exterior que se mimetizaba con el terreno. En la misma terraza, situó una bañera redonda de metal que fue forjada por un herrero navarro, a la que incorporó unos muros de espejo que rebotaban hasta el infinito el privilegiado paisaje.
El interior se concibe como un espacio cómodo, sereno, con detalles sobrios y eclécticos escogidos cuidadosamente por Jon y la interiorista Morena Bucher, gran amiga del bilbaíno. Es un lugar de estancias abiertas y grandes ventanales con vistas a la playa de Famara. Una casa libre, abierta, para entrar, salir, recibir y vivir al ritmo pausado que se respira en la isla, quizás por eso no hay ni televisión. Vivir con lo necesario es el nuevo lujo.
Los muebles de la cocina y el baño han sido revestidos con cemento pulido y las estancias están repletas de piezas compradas por todos los rincones del mundo, desde una mesa de madera de Bali hasta un lavabo de mármol encontrado en Nueva York. La lámpara con polea que está en el dormitorio principal es, sin embargo, un 'do it yourself' hecho por el propio Kortajarena. «Cada parte de esta casa tiene algo de mí, la hemos hecho tan en equipo, desde cero prácticamente, decidiendo cada esquina, cada detalle, que siento que es muy mía y que refleja muchas cosas de mi personalidad», explicaba el modelo en una entrevista a la revista AD.
El terreno en el que está situada la vivienda de Jon Kortajarena incluye dos apartamentos anexos y un estudio que están disponibles para el alquiler vacacional, disponibles a partir de 170 euros la noche según las necesidades del cliente, que podrá presumir de compartir estancia con el modelo y actor bilbaíno.
Tal y como rezan en su página web, los apartamentos son luminosos, diáfanos y acogedores. Disponen de terraza privada con vistas a la piscina, dos habitaciones dobles, baño y cocina equipada integrada en el salón-comedor. El estudio, por su parte, es completamente independiente y se encuentra en un entorno de palmeras. Tiene 30 metros cuadrados y es un espacio abierto con una pequeña cocina integrada a la habitación. Gracias a sus grandes ventanales y a un enorme espejo estratégicamente colocado, ofrece una extraordinaria vista al mar y permite que el interior y el exterior se fundan en un mismo espacio, creando una sensación de amplitud. Ambos compartes una impresionante terraza con piscina orientada hacia el mar y con el acantilado de Famara de fondo. La villa ofrece la posibilidad de alquiler íntegro o por separado.
Ejerciendo de perfecto anfitrión, son muchos los rostros conocidos que se han alojado en la vivienda en el paraíso de Jon Kortajarena, dejando constancia de ello en sus respectivas redes sociales. Entre ellos, destacan Mario Casas y Blanca Suárez cuando aún eran pareja, la cantante Aitana Ocaña con Miguel Bernardeu o el actor Paco León, que definió Casa Sua como «un lugar al pie de una montaña donde lamer tus heridas. Donde cada detalle de buen gusto te acoge como si estuvieran hechos para ti. Donde compartir, celebrar la vida y beber tequila. Precioso como su dueño, un lugar para volver».
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